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Una obra de este mundo

En el hospital provincial de Matanzas, Faustino Pérez, cada idea u obra ejecutada lleva el sello del confort, unido a la calidad del servicio médico

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— Mientras uno camina por los pasillos, ahora iluminados con luces LED, y aprecia el buen gusto de la terminación de las áreas, corrobora que la chapucería se puede desterrar de un chasquido de dedos. Pero, para eso, deben unirse talento, deseos y recursos.

Lo reconoce Daniel Rivero Domínguez, de 34 años de edad, quien sufrió un accidente en una moto en la ciudad de Cárdenas y fue remitido al servicio de emergencias del hospital provincial clínico quirúrgico Faustino Pérez, a la nueva sala de observación.

 

«No me imaginé la atención esmerada de todos, médicos, técnicos y enfermeros. Además, es impresionante la calidad de la terminación de esta sala: la catalogo de cinco estrellas», sonríe en medio de su dolor.

Responder a una urgencia requiere dedicación y sentido humano, y mucha capacidad de alerta. Si se siente cansancio, hay que recuperarse lo más rápido posible, porque la dinámica de trabajo es grande y cada gesto, vital.

El Centro de Urgencias y Emergencias del Faustino Pérez fue reinaugurado recientemente, y sus áreas nos dicen que aunque haya muchos caminos por recorrer, la calidad debe ser una premisa constante.

Entre jóvenes

La doctora Cinthya Fernández Martín es residente de primer año en Medicina Interna. «Esta es mi primera guardia, y cuando uno entra al nuevo local se imagina un hospital del primer mundo por su gran confort, sus áreas espaciosas y bien iluminadas… muy cómodo para trabajar e interactuar con los pacientes.

Cinthya es una residente de Medicina interna que ama esta profesión. Foto: Hugo García

«Me gustaría quedarme a trabajar aquí. Es duro, pero me gusta. Recibimos al paciente en un primer momento, lo evaluamos, y en caso necesario se remite a otra especialidad. Tenemos mucha responsabilidad porque necesitamos conocimientos generales de todas las especialidades», valora la galena de 24 años de edad.

El doctor Javier Peña Chacón, residente de primer año en Medicina Interna (26 años), asegura sentirse feliz de contar con estas comodidades para afrontar su labor diaria. «Este lugar es un ejemplo de que se pueden hacer las cosas bien», acota el joven.

La remodelación ha tenido mucho impacto en el equipo de trabajadores, con un 70 por ciento de jóvenes. A mayor confort, las personas están más motivadas, señala el licenciado en Enfermería Laudelino Luis Fernández Medina, especialista de primer grado en Cuidados intensivos y emergencias, y remarca la importancia, en estos tiempos difíciles, de motivar mucho a las personas, sobre todo a la juventud.

Cinthya junto a los jóvenes doctores Andy González Eelías (centro) y Javier Peña Chacón. Foto: Hugo García

Apuesta por la excelencia 

La doctora Taymí Martínez Naranjo, cirujana y directora de la institución matancera de salud, considera que la atención a los pacientes debe ser integral, no solo una revisión clínica o mandar un medicamento.

«Curar va más allá de realizar una cirugía, por ejemplo. Va más allá de otros elementos que son intangibles, y tal vez para algunas personas no son importantes, pero creo que sentirse en un ambiente saludable, crear espacios saludables para nuestros pacientes, también ayuda en su recuperación y sanación.

«Nuestro hospital apuesta por la excelencia, no como meta, sino como un camino diario de hacer las cosas en beneficio de todos», sostiene la también diputada y miembro del Consejo de Estado.

«Apostamos por defender la belleza, que no es solo pintar una pared o recuperar un falso techo: es también tratar a nuestros pacientes con bondad y gentileza, con inteligencia y con mucha sensibilidad», amplía la directiva.

«Tanto los pacientes como los trabajadores están muy satisfechos con esta obra. Alguien dice que es de primer mundo y yo digo que esto es de este mundo: del que tenemos que defender; el de una Cuba mejor, que es posible, y esto es un pequeño ejemplo de lo que podemos hacer», reitera, sin dejar de reconocer cuan trabajoso es lograrlo.

«Cada uno de los detalles fue luchado casi en agonías, pero se han podido lograr y el resultado es lo más importante. Con tantas personas implicadas, existe un resultado que no es de una persona ni de una dirección, sino de muchos que han puesto sus ideas e inteligencia para lograr un centro de urgencias y emergencias de este mundo.

«Después seguiremos hacia la transformación digital de todo el hospital», revela a este diario Martínez Naranjo, y asegura que van a instalar una computadora en la sala de observación para que los médicos puedan tener acceso a las imágenes de Rayos X, resonancias, tomografías, estudios hechos en otras partes del hospital. Así los profesionales no tendrán que desplazarse al departamento donde se realizan, lo cual humaniza el trabajo de los médicos y optimiza el tiempo de diagnósticos de los pacientes.

Todo por el paciente

El licenciado Fernández Medina coincide en que el principal beneficio es para la población, que agradece todo el cambio estructural y el entorno agradable.

El licenciado en enfermería Laudelino Fernández Medina significa que cuenta con un gran equipo de trabajo. Foto: Hugo García

Hemos ganado en espacio y claridad en los locales, toda el área es ahora para trabajar con los pacientes, asegura este joven enfermero, y recuerda que después de la COVID-19 vino el accidente en la base de supertanqueros y, a pesar de que hubo que improvisar bastante, se brindó una asistencia de primer nivel, con un personal abnegado, con la estructura de antes de estas transformaciones, menos eficiente.

«Fue costosa la inversión, por lo tanto, tenemos que exigir y cuidar todo, tanto los trabajadores como los pacientes y visitantes», recalca el también jefe del matancero servicio de Urgencia y emergencia médica.

«Contamos con todas las especialidades que tributan a la guardia física, y existen espacios para incorporar camillas ante situaciones excepcionales, como catástrofes naturales u otras contingencias», añade Fernández Medina.

El 95 por ciento del equipamiento médico, como camas y mobiliario clínico, fue recuperado por especialistas de electromedicina, con el aporte de los trabajadores del hospital, quienes pintaron camas y camillas para recuperarlas, porque las nuevas adquisiciones son más costosas, reflexiona Fernández Medina.

La asistencia médica es cara en todo el mundo en cuanto a uso de antibióticos y ocupación de camas, y como hemos mantenido un servicio de salud gratuito a la población, a veces no se maneja en la calle lo que cuesta un hospital, confirma Fernández Medina.

Pasillos del área de consultas. Foto: Hugo García

 

«Nunca estoy conforme con los niveles de satisfacción de los pacientes. Creo que siempre se puede hacer más para cumplir con todos los indicadores médicos, porque la excelencia depende de estructuras, procesos y resultados. Esta construcción no es el fin, las personas ambiciosas como yo y como mi equipo de trabajo, queremos crecer en excelencia de manera integral en el servicio», argumenta.

Según relata, hay días pausados y otros muy tensos. En general se trabaja con presión, pero todos los días se puede hacer algo por mejorar el servicio y evadir la apatía. «Aquí se decide, en la primera hora, la vida o la muerte de quien llega por una urgencia. Por eso quien se dedique a esta tarea tiene que estar entrenado para, en solo una hora, diagnosticar, evaluar y poner tratamiento a cualquier patología, clínica o quirúrgica», concluye Fernández Medina.

Por su parte, su colega de especialidad, Osmel Barrero Carrillo, jefe del cuerpo de guardia por la parte de Enfermería, menciona que esta área fue siempre para cuerpo de guardia, consulta externa y sala de observación.

«Ahora se remodelaron las consultas, el buró de admisión, los cuartos de ultrasonido y electrocardiogramas… Además transformaron las consultas de las especialidades y construyeron una sala de observación de dolor torácico, con cuatro camas, atendida por el personal de cardiología durante 24 horas», agregó Barrero Carrillo.

Sala de espera. Fotos: Hugo García

En la sala de observación hay ocho camas, con una estructura constructiva que brinda la posibilidad de ver a todos los pacientes a la vez. Antes tenían un baño en malas condiciones y ahora se construyó uno para los pacientes y otro para los trabajadores.

El también enfermero Iván Monterrey Cuesta se muestra satisfecho y califica el local de espectacular. «Ahora contamos con mayor desplazamiento y comodidad, lo que se traduce en una mejor atención a la población. Somos la primera cara ante el paciente hasta definir qué rumbo tomará, si se sigue tratando por consulta externa o si es ingresado», precisa Monterrey Cuesta.

Armas-Paz

El ingeniero civil Eduardo Rodríguez Oramas, de la Mipyme Armas-Paz, cuenta que entraron al proyecto con un diagnóstico de las condiciones médicas del cuerpo de guardia, en el cual incluyeron las propuestas de los trabajadores y del consejo de dirección para llegar a un consenso de lo que se podía hacer, a partir de los recursos y el financiamiento disponible. Finalmente presentaron una propuesta de diseño y un presupuesto detallado de la obra.

«La calidad depende del trabajo y del amor del hombre», insiste el joven, ingeniero principal de dicha mipyme, quien asegura que lo más estimulante es escuchar cuando alguien elogia la calidad de ese trabajo, que duró cuatro meses y medio.

«Siempre una obra puede quedar mucho mejor, pero a veces los recursos te limitan. Los materiales son caros. Cada metro de falso techo costó 8 900 pesos, y fueron 700 metros cuadrados… Pero tenemos que hacer las cosas con la mayor calidad posible», defiende Rodríguez Oramas mientras camina por los pasillos de la urgencia quirúrgica, también perteneciente al cuerpo de guardia, con cuya remodelación concluirá toda la inversión en este inmueble.

«Los médicos siempre evaluaban, sugerían, elogiaban lo bueno… y también nos brindaban observaciones de lo malo. Así rectificábamos para que fuera funcional», subraya el constructor.

Falta por concluir la otra parte de la edificación, donde irán las especialidades quirúrgicas (ortopedia, urología y angiología), pero en el ambiente entre constructores y personal del hospital lo que prima es la observancia de la calidad, por encima de todo.

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