Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Bailamos?

Cuando dijo Lady Laura me hizo recordar los temas del viejo cantautor Roberto Carlos, porque en esencia soy como dice una de sus canciones: un amante a la antigua

Autor:

JAPE

Juro que no quería asistir a esa fiesta, pero mi amigo Ricardo insistió:

—Tienes que ir, desde que te separaste de tu esposa no sales a ningún lugar. Debes rehacer tu vida. Además, te voy a presentar a Lady Laura, una medio tiempo que lleva varios meses sola, y está en «zona de bateo», como diría Ruperto.

Fue su nombre lo que me animó. Cuando dijo Lady Laura me hizo recordar los temas del viejo cantautor Roberto Carlos. En esencia soy como dice una de sus canciones: un amante a la antigua. Disfruto la poesía, la grata conversación, las miradas furtivas, los detalles… Y vuelvo a citar al cantor brasileño: «soy de esa clase, que ya no es muy común en estos días».

Esto no quita que también disfrute con Havana D’ Primera, y una diabólica sesión de sexo y amor correspondido. Pero primero, lo primero, por eso considero que tal como anuncian los Beatles: All you need is love, ¡todo lo que necesito es amor!

Concentrémonos en la fiesta, y en la tal Lady, que no estaba mal, para una mujer madura. Tampoco hay que descartar la categoría filosófica de oferta y demanda: yo también estoy maduro y no tengo mucho que ofertar. No recuerdo bien cuál era el tema, pero me pareció ideal para un primer lance:

—¿Bailamos? —le pregunté. Ella asintió con la cabeza y una sonrisa.

Sus manos en mis hombros, las mías en sus caderas, los rostros frente a frente, a la antigua usanza. Mi mente comenzó a maquinar cómo «romper el hielo» de manera afable y original, algo siempre difícil porque terminas diciendo cualquier estupidez:

—Seguro a tus padres les gustaba mucho Roberto Carlos, como a mí.

—No sé, porque soy huérfana desde muy pequeña.

—Lo siento mucho.

—¿Por qué lo sientes?

—Es lo que se dice

—Se dicen tantas cosas. ¿Qué le dijo Ricardo de mí?

—Ehh, que eres una buena compañera, muy sociable…

—¡Y que estoy sola! ¿No?

—Bueno, eso no es lo más importante. Yo también estoy solo y pienso que…

—¿Solo? ¡No me digas! ¡Todos los hombres son unos mentirosos! ¡Al mejor quiero verlo colgado por los testículos como si fuera una ristra de ajo!

No puedo negar que la imagen me sugestionó un poco. Pensé cambiar de tema:

—¿Tienes hijos? Me gustan los niños.

—¿Como a Michael Jackson?

Me quedé callado, no supe que decir, ella rompió el silencio con una risa malévola:

—Es una broma —ripostó.

Respiré profundo y continué: —Me gustan los hijos porque puedes formar una familia, te hacen feliz… Yo tengo dos…

—¡Te gané, yo tengo cuatro! ¿Quieres uno, y así estamos parejos?

—Me gusta tu sentido del humor.

—No es una broma. Ahora mismo no sé cómo arreglármelas para comprar uniformes, zapatos, mochilas. Cada uno quiere una distinta con Spiderman, La viuda negra, Ironman… ni que yo fuera de la Marvel… ¡Y el padre no da ni un centavo! ¿Por fin, quieres uno, o no?

Otra vez no supe que decir, ni a dónde mirar. Esta mujer está loca —pensé.

—Debes estar pensando que estoy loca. Pues no. Lo que pasa es que todos los hombres son iguales… Al mejor quiero verlo…

—Sí, ya sé…

—No, este es otro: al mejor quiero verlo empalado en una palma.

Nuevamente la imagen me estremeció y por suerte se acabó la canción. Agradecí su tiempo y amabilidad e intercambiamos una sonrisa. Antes de que empezara el siguiente tema musical yo estaba camino a mi casa. Mejor dicho, huía a mi casa. Mientras apuraba el paso pensaba. ¿Será por esto que la gente ya no baila apretadito y prefieren bailar reguetón?

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