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El «bastardo» que rompe pactos de silencio

El chileno Pepe Rovano trae al festival un documental que cuenta su vida como hijo no reconocido de un excarabinero del Gobierno de Augusto Pinochet y la dolorosa realidad que aún marca a su país natal

 

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

José Luis «Pepe» Rovano ha sido muy valiente. Chileno residente en Italia durante años, supo al cumplir 35, que su padre biológico es Rodrigo Retamal Martínez, un excarabinero condenado por el asesinato de seis militantes del Partido Comunista durante la dictadura de su país natal. No lo reconoció al nacer, no acompañó a su madre en su crianza y vivía en total impunidad.

No quiso Pepe saber de él al inicio pero luego, investigador y documentalista al fin, decidió contar su vida en lo que hoy, en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, vemos a través de su documental Bastardo. La herencia de un genocida.

Durante 15 años trabajó en esta película, que ha recibido el apoyo de Totoral Media, de Chile; Stefilms, de Italia y Laika Film, de Suecia, y viajó a Chile a encontrarse con su progenitor, con quien compartió los últimos cinco años de su vida, y de quien solo tiene hoy una caja llena de objetos asociados a su trayectoria como militar, entre ellos la medalla que le entregara Augusto Pinochet en reconocimiento a su fiel labor.

Al ver el documental, a ratos asombra el deseo de aquel hombre de mantener una relación padre-hijo sana, aun cuando nunca lo buscó, y conmueve la satisfacción de Pepe al encontrar una nueva familia, en la que se incluyó una hermana nacida de una relación con la que su padre le fue infiel a su madre.

Sin embargo, no pudo olvidar el hijo las atrocidades cometidas por el padre. Salió en busca de los descendientes de las víctimas de sus hechos y con ellos estableció una comunicación que, compartida ante las cámaras, sumerge en el dolor palpable aún en la actual sociedad chilena.

«Mi padre, como tantos otros, violaron flagrantemente los Derechos Humanos en la dictadura, y aún después de muerto, su nombre permanece limpio de castigos porque, aunque lo condenaron a 12 años de cárcel, le aplicaron la amnistía y la prescripción.

«Al enterarse que soy homosexual, algo que no le dije desde el inicio de nuestro acercamiento, me desheredó y es entonces el segundo rechazo, el segundo abandono al que me enfrento, y que en definitiva refleja lo que aún marca a nuestro país en cuanto a la intolerancia y el autoritarismo».

Herida abierta vs. reparación emocional

Ya las canas cubren la cabeza de Pepe Rovano pero en el documental lo vemos joven, feliz con su madre, su tía y sus amigos.

«He crecido con el documental desde 2009 hasta 2017. He pasado por varias etapas de dolor, de resignación, de negación, de aceptación...He intentado procesar lo que mi padre me ha dejado como herencia y hago este ejercicio de memoria no solo por cuestiones personales o familiares sino también para mostrar el trauma transgeneracional que sufre Chile debido a la dictadura. Persiste tanto silencio todavía...».

Realmente esta es la película que nunca quiso hacer. Habitualmente vinculado a historias personales ligadas a temáticas de derechos humanos y transmisión generacional de la memoria, Rovano  trabajaba en España en un documental sobre la búsqueda de los restos de Federico García Lorca, poeta español asesinado por homosexual durante la Guerra Civil española y cuyos restos están desaparecidos hasta el día de hoy, cuando comenzó a preguntarse por su padre verdadero, del que nunca supo nada.

«Cuando supe de él, no quise ser el hijo de un verdugo. Por eso salí en su busca e intenté tener una relación de afectos, normal. Sin embargo, me vi inmerso en un proceso legal después de su muerte ante el segundo rechazo y hoy acompaño a familiares de genocidas que luchan por los derechos humanos como un camino de reparación, en busca de la verdad y la justicia. Fundamos el colectivo Historias desobedientes.

«Comprendí que mi historia debía ser contada. Porque el Chile actual es hijo de las torturas, las violaciones de los derechos humanos, el genocidio de años. El país es bastardo en cierta medida, como yo.

Estrenado en agosto pasado en Chile y exhibido además en Suecia e Italia, el documental Bastardo. La herencia de un genocida, contrasta con la contemporaneidad, pues al inicio se muestran imágenes del estallido social de 2019, «porque el actuar de los carabineros, de algunos integrantes de las Fuerzas Armadas en ese momento fue similar al de la dictadura. Hubo muertes, torturas, culpables impunes, gente que sufre hoy... es la herencia de Pinochet».

Rodrigo Retamal Martínez nunca se arrepintió de nada. Su hijo deseó en lo más profundo de su ser escucharlo decir que fue obligado a actuar como lo hizo, para perdonarlo de alguna manera. Pero no lo hizo, y entonces no pudo. Incluso su homofobia fue un acto destructivo, en los últimos tiempos de su vida.

«Con los familiares de sus víctimas y de las de otros genocidas tengo una familia con la que me siento a gusto. Yo quiero hacer valer que aunque soy hijo biológico de un hombre que tanto daño causó, no apoyo su actuar. No sé qué habré heredado de él, porque su sangre corre por mis venas, pero ciertamente no soy un bastardo como lo fue él, aunque lo sea, empleando el mismo término, por haber sido hijo de madre soltera toda la vida».

La película ya proyectada en La Habana y con aplausos sostenidos de los espectadores, se estrena a 50 años del Golpe en Chile «y cuando todavía no ha existido ninguna acción, ninguna intención de reparar a los familiares de las víctimas de la dictadura, al menos haciéndoles saber dónde están sus cuerpos. El pacto de silencio persiste, y con el documental quiero hacer algo por romperlo».

Pepe Rovano quiere cambiar parte del mundo con su obra. Contando la historia de su vida lo intenta. Desea que proyecten el documental en la Escuela de Carabineros, por ejemplo. Que públicos como el cubano la sientan suya, para consolidar ideologías. Lucha por las utopías, y por eso camina.

 

 

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