Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una ventana abierta al cine de nuestro tiempo

La fiesta del séptimo arte latinoamericano llega a su fin este domingo con la convicción de ser un espacio para la exposición de distintas y nuevas miradas sobre el cine hoy

Autor:

Sergio Félix González Murguía

Cuando Teddy Williams, director de la cinta El auge de lo humano 3, salió del cine al final de una de las proyecciones de su obra, durante el 44to. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, fue abordado por un grupo de señoras que acababan de ver su película, con criterios diversos, donde a unas les había encantado y a otras no. La conversación fue recordada días después por el director como un diálogo vibrante, rico y singular que, aseguraba, era una de las señas de identidad de este Festival, algo a lo que tiene que aspirar cualquier obra artística.

Tras diez días de puro frenesí cinematográfico, la gran fiesta del séptimo arte latinoamericano llega a su fin este domingo, con la certeza de que un año más, las pantallas de los cines habaneros se encendieron como ventanas abiertas a muchos mundos, reales o imaginados, vanguardistas o clásicos, pero fruto de preocupaciones compartidas entre creadores o públicos de distintos países de la región, así como de otras latitudes.

Así llegó ante nuestros ojos, la historia de Sol y su familia, dirigida por la mexicana Lila Áviles, que cautivó a los espectadores y al jurado en la categoría de largometrajes de ficción. Tótem obtuvo el codiciado Coral al final de la noche de premiaciones y también se llevó a casa los títulos a mejor dirección artística y guion, loas que se sumaron al Coral especial que fue entregado a El auge…, del argentino Teddy Williams.

Asimismo, fue relevante el hecho de que por primera vez la animación tuvo un espacio central en el Festival, siendo el debate medular de la sección Industria, el apartado teórico del evento y el Foro de Animación Latinoamericana y Caribeña Juan Padrón, que al decir de sus organizadores fue un éxito de convocatoria y resultados en las asesorías a proyectos y debates.

El público fiel a la cita, así como visitantes de ocasión, como cada año, no defraudó. La gente procuró llegar como fuera posible y acudió a las salas de proyección, desafiando lluvias anunciadas y sorpresivas, corriendo de un cine a otro en busca de su película elegida, otras veces sin saber a qué se iba a enfrentar, pero con la ilusión de entretenerse, reflexionar, sentir, disfrutar.

Ese acto sublime y reconfortante que supone elegir qué ver adquiere, durante los días del Festival de Cine de La Habana, la categoría de acontecimiento. Y hay quien fue a disfrutar de las muestras retrospectivas de la obra de Luis Buñuel y Max Linder. Hubo quien no quiso perderse las muestras de cine europeo o la selección de filmografía asiática que también tuvo una presencia durante los días del evento.

Campeonex, del español Javier Fesser, llegó para conmover a la audiencia con una historia de inclusión de personas con discapacidad, un viaje de superación que afronta su segunda entrega. La fotografía y la historia hilvanadas por Tommaso Santambrogio, en Los océanos son los verdaderos continentes, hicieron sentir al público dentro de un poema visual y estremecedor.

Y ahí estaban las tres horas que pasan volando del thriller argentino Los delincuentes, que le valió a su director, Rodrigo Moreno, el Coral a mejor dirección, así como a mejor edición. En el apartado de ópera prima, Levante, de Lillah Halla, alzó el Coral y el jurado entregó un premio especial a La mujer salvaje, de Alan González.

La cinta dirigida por González y coescrita junto a Nuri Duarte, no solo obtuvo el reconocimiento del jurado de ópera prima, sino también el Premio Signis de la Asociación Católica Cubana para la Comunicación y fue la obra más laureada de los premios colaterales del Festival. También fue relevante el cortometraje documental Al final del camino, de Ariagna Fajardo, quien se llevó el Coral en esa categoría, premio que dedicó a la Televisión Serrana, al cineasta recientemente fallecido Daniel Diez y a las familias cubanas.

Transfariana, de Joris Lachaise, obtuvo el Premio Arrecife, un galardón instituido desde la pasada edición para reconocer los filmes que mejor retraten la realidad del colectivo LGTBIQ+. «No hay creación donde hay moldes estrechos», decía Alfredo Guevara y el amplio y diverso paisaje de corales que se muestra todavía, constituye una guía en la dirección que hay que seguir transitando.

Así lo reflexionaba Rodrigo Pla, miembro del jurado de ficción del 44to. Festival: «Fue un disfrute este festival, un placer ver películas tan diversas, algunas experimentales, otras con narrativas más clásicas, todas interesantes. Ojalá que el festival mantenga y profundice este enfoque plural para lograr incluir también aquellas películas que cuestionan, que incomodan, que duelen de toda Latinoamérica, porque solo en la pluralidad de miradas es posible alcanzar una verdadera comprensión del mundo y de nuestro tiempo».

El reto de la cita cinematográfica hoy radica en profundizar la senda, en seguir abriendo el foco, para continuar sumando voluntades en el esfuerzo cotidiano de mirarnos hacia adentro e intentar salir mejores. Los organizadores del evento ya convocan a la siguiente edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, ocasión en la que estaremos celebrando el centenario del natalicio de Alfredo Guevara, uno de los fundadores de este espacio de todos.

«Ofrecemos el marco. Toca a los cineastas de Nuestra América hacerlo real con su presencia, y con sus obras», aseguraba Guevara al dar la bienvenida a creadores en uno de esos históricos años iniciales. Cuba sigue ofreciendo el marco y ahí ha habido 199 películas para atestiguarlo. Y ojalá haya más obras en un futuro próximo, como las ha habido en ediciones pasadas.

Ir al cine, debatir las obras, disfrutarlas, será siempre el mejor homenaje para los fundadores de la cita con el séptimo arte de la región, pero sobre todo el mejor tributo a la gente que espera cada año este encuentro con lo mejor de la producción cinematográfica del continente, sea cual sea el resultado.

Por estos días, uno de los cineastas extranjeros compartió un pensamiento cierto. «Da igual cómo sea tu película, si la historia estuvo mejor o peor concebida. Todos los creadores que logramos traer nuestra obra para el público ya tuvimos éxito porque cumplimos con nuestro trabajo».

Los delincuentes, del argentino Rodrigo Moreno, fue una de las películas más reconocidas en el concurso del Festival.

 

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