Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Luz para un ser de luz

La memoria y obra del destacado periodista cultural José Luis Estrada Betancourt perduran como ejemplo de pasión, amistad y excelencia profesional

Autor:

Cecilia Meredith Jiménez

 

 

A Jose —como todos cariñosamente le llaman— no lo conocí personalmente. Me hubiera encantado hacerlo, tener el privilegio de que se metiera alguna que otra vez conmigo, pero también de que me aconsejara y guiara en el fascinante mundo del periodismo cultural. A Jose no lo conocí, y especifico diciendo que «personalmente» porque cuando yo ni siquiera pensaba que algún día trabajaría en Juventud Rebelde ya sabía que él era un periodista cultural de altos quilates y no pocas veces leí algunos de sus textos.

Desde mi entrada a este medio de prensa innumerables han sido los cuentos que he escuchado sobre él. En ellos se palpa la profunda huella de dolor y el vacío que dejó con su partida, así como el proverbial cariño que todos le profesaban. Entonces, cómo no escribir sobre Jose, cómo no estudiar su obra, que nos transmite un sinnúmero de enseñanzas, algunas más a la vista que otras. A él hay que volver una y otra vez.

***

«Sobre Jose hay para hacer un libro», «era la persona más carismática de Juventud Rebelde», «una persona espectacular con un corazón que no le cabía dentro del pecho, buen hijo, buen hermano, buen profesional, talentosísimo», «un ser de luz», «era una fiesta poder trabajar con él», «su muerte todavía duele mucho».

Y si esto fuera poco, pienso que en la siguiente confesión se sintetiza muy bien la esencia de lo que él era —y es, porque sigue vivo con su obra y en muchos corazones—: «El hueco que dejó con su muerte fue grande y en Juventud Rebelde se nota mucho. Un corazón tan grande y tan dividido en algún momento tenía que fallar, y falló». Porque, sí, su corazón era enorme, y tenía que serlo, para albergar el montón de amigos que iba dejando a su paso.

La Figura, como también le decían en nuestro diario, era poseedor de un humor, una sensibilidad, una humildad y una inteligencia inigualables; no en vano muchos agradecen la posibilidad de trabajar a su lado y sobre todo de poder disfrutar de su amistad.

Pero por lo visto tenía muchos otros talentos. Disfrutaba mucho bailar. Era un flamante cocinero. Sus platillos iban desde lo dulce hasta lo salado. «Cocinaba como los dioses. Eso posiblemente fue una herencia de su madre (Juana), que fue una persona muy importante en su vida y a quien se parecía mucho», así me comenta quien, evidentemente, tuvo el placer de degustar sus exquisitos manjares (¡qué envidia!) y ya de paso arroja luz sobre alguien esencial en la vida de Jose.

«Doña Juana, la Faraona, mi dueña absoluta», calificativos con los cuales se refirió a ella en su último texto —presumiblemente de despedida, como quien presiente lo inminente—, publicado dos días antes de su muerte en su cuenta en la red social Facebook, a través de la cual mantenía informados a todos los que lo querían bien.

***

Hubo varias instituciones por las que Estrada Betancourt sintió un apego incondicional, una de ellas fue la Asociación Hermanos Saíz (AHS), a la cual confesó que le hubiera gustado pertenecer «de muchacho». Pero, como nunca es tarde para cumplir los sueños, esta organización lo hizo miembro de Honor y le concedió el Premio de Maestro de Juventudes. De igual modo, junto a ella, vivió múltiples aventuras, como el maravilloso viaje que cada agosto emprenden hasta el Pico Turquino, y tuvo la oportunidad de ser testigo de varios de los eventos culturales que organiza y cubrirlos para Juventud Rebelde.

En Tiempo joven, libro que aglutina una parte importante (aunque muy pequeña en comparación con su obra) de su trabajo periodístico, se aprecia su cercanía a dicha organización. El volumen recoge un conjunto de entrevistas que vieron la luz en JR y evoca su incansable labor en la promoción de la cultura cubana, con énfasis en los jóvenes representantes de la vanguardia artística y literaria de la nación. Este era un anhelo suyo, el cual no pudo terminar de concretar, pues nos lo arrebataron demasiado pronto; no obstante, su querida AHS, en deuda de gratitud con él, dio vida a tal compendio, que salió publicado en 2022 bajo el sello de la Casa Editora Abril.

El periodista y escritor Yasel Toledo Garnache, actual presidente de la AHS, tuvo a su cargo la selección y el prólogo del libro. En este texto inicial resalta las características personales que hacían a Jose único, así como su rigor, perfeccionismo y exquisitez profesional, que lo convirtieron en «uno de los más sobresalientes periodistas culturales del país».

Jose incursionó en los distintos géneros de su profesión. Sin embargo, su brillantez se corporeizó en la entrevista, con la cual se sentía más cómodo. Ello se debe quizá a su buen carácter, tan espontáneo, tan auténtico, desenfadado, con su tremendo sentido del humor. Por eso, a sus entrevistados no les resultaba ajeno, sino todo lo contrario, podían incluso llegar a sentirse como si lo conocieran de toda la vida. Jose transmitía seguridad, confianza, simpatía; no en vano le hacían las más profundas —y hasta impublicables— confesiones.

En tales textos, el avezado periodista no lanza preguntas al azar, en cada interrogante se percibe un profundo trabajo investigativo sobre el entrevistado en cuestión. Aunque en apariencia construye las entrevistas con la clásica estructura pregunta-respuesta, el trasfondo es un diálogo, una amena conversación no muy diferente de la que entablaríamos con alguien cercano.

Y digo esto porque resulta evidente que Jose, aunque, como todo entrevistador, lleva un cuestionario preconcebido, no consiente que este se convierta en una camisa de fuerza para desarrollar el intercambio, sino que se permite, ante cualquier elemento que despierte su atención, hacer una o varias nuevas preguntas, con el fin de ofrecernos una imagen lo más abarcadora posible sobre el entrevistado y su radio de acción.

Con esto último me refiero a que el sagaz periodista, pero también crítico cultural, no pierde oportunidad para problematizar y debatir en torno a cuestiones importantes sobre el mundo artístico y las políticas culturales en el país. A la par, logra que estas historias nos conmuevan y, asimismo, nos muevan a la reflexión y a la acción.

***

Por otra parte, junto al periodismo, en el ballet encontró otra de sus grandes pasiones. A este fabuloso arte le dedicó dos libros y se sospecha que trabajaba en un tercero. De la semilla al fruto: la compañía fue su primer proyecto editorial. Se publicó en 2008 por la Casa Editora Abril, el periódico Juventud Rebelde y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas. Este volumen, igualmente, se compone de un amplio número de entrevistas a integrantes del Ballet Nacional de Cuba (BNC), empezando por sus fundadores.

El primer valor del compendio es que su autor se vale de tales entrevistas para contar la historia de esta prestigiosa compañía en voz de sus protagonistas. José Luis una vez más echa mano a su género predilecto y nos muestra con total maestría el lado humano y sensible de figuras de la talla de Alicia Alonso.

El destacado periodista, cual experimentado narrador, logra describir con una magia impresionante las atmósferas: las características del lugar, los sonidos, las sensaciones experimentadas… Te sumerge en un viaje sin retorno para que puedas percibir de primera mano lo que él siente y, al mismo tiempo, conectar con el ambiente que rodea este arte.

Lo mismo ocurre con las descripciones de ciertos vestuarios, de los gestos, las expresiones, incluso el tono de la voz, los silencios y las angustias de los entrevistados. No le alcanza con humanizarlos, quiere que conectemos con ellos; quiere jugar con nuestras emociones, hacernos vibrar y sufrir. No teme arriesgarse. Lanza preguntas osadas con acertado tino. A partir de los testimonios hilvana historias que nos estremecen y nos permiten apreciar la magnitud del ballet, que es, sobre todo, una carrera de mucho sacrificio.

No mintió quien me dijo que la vida y obra de Estrada Betancourt dan para un libro porque ¡qué grande eres Jose —no fuiste, eres—! Gracias por tu sonrisa, por tu obra y por tu luz.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.