Anisleidis Ochoa se convertirá en la primera cubana en competir en los 5000 metros en un Mundial Autor: Ariel Alejandro Niévares Luis Publicado: 08/09/2025 | 01:02 pm
¡¿Cuánta pasión y coraje debe sentir una atleta para darle 25 o 12 vueltas y media a una pista por amor a su deporte?! Sí, ese es el número de recorridos en el óvalo que debe cumplir la corredora Anisleidis Ochoa en las pruebas de 10 000 y 5000 metros planos. Ella reconoce a Juventud Rebelde que son eventos muy fuertes, tanto por el desgaste como los sacrificios que conllevan, pero asegura que ama el deporte y desde sus inicios tenía más condiciones para el fondo.
Ver en acción a la guantanamera en el Estadio Panamericano de La Habana es todo un privilegio: resistencia en su máxima expresión, concentración en la mirada, dolor reflejado en el rostro y piernas que parecen no flaquear ni un instante. Cierra los ojos por segundos y piensa en todo lo que ha pasado en los meses de entrenamientos previos. Cada minuto sobre la pista es una batalla contra los límites de su físico.
-Desde fuera te ves muy fuerte, pero, ¿en alguna carrera te han temblado las piernas?
-No siempre estoy fuerte física y mentalmente en las competencias –confesó-. Lo más difícil es entrenar duro día a día, entonces, en una competencia hay un solo intento y tienes que darlo todo.
-¿Qué te motiva a continuar y no detenerte en ese instante?
-En el reciente Campeonato NACAC solo me decía en la carrera: «¡Tú puedes!¡No sueltes!¡Aguanta!» Y en los últimos 300 metros me dio por irme y me lancé con toda la fuerza que me quedaba.
«La Polaca», como le apodan, también desafía la historia de su especialidad en Cuba. Su dedicación a una prueba durísima le ha regalado grandiosos momentos este año, como el reciente triunfo en los 5000 m en el Campeonato NACAC, la victoria en la edición 42 de la Clásica Candelaria Internacional de Costa Rica con nueva marca para el evento y sus récords nacionales en las dos distancias (15:33.07 minutos en 5000 m y 33:13.0 en 10 000 m). Pero detrás de cada brillante resultado, hay horas de sacrificio, rutinas de alimentación y entrenamiento, y situaciones bien complejas que pocas veces salen a la luz.
«Este año ha sido muy bueno, pero no fácil. Me he enfermado y he pasado por muchas cosas. Mi alimentación es estricta porque tengo problemas en la vesícula y no puedo comer con grasa, así que me he complicado con la situación del país en ese sentido. Siempre me cuido y trato de alimentarme bien, hacerme mi propia comida muchas veces para rendir en cada entrenamiento al máximo», explicó.
Ahora inscribió su nombre en los libros del fondo cubano y, en unos días, se convertirá en la primera mujer de la Isla en competir en la prueba de 5000 m en un Mundial de Atletismo. Cuenta que después del NACAC quedó a cuatro puntos y tenía muchas posibilidades de llegar a Tokio, así que se mantuvo en la casa, bajo el consejo de su entrenador, Rafael MacBeath, de que se preparara por si entraban al torneo. «¡Esa noticia fue lo mejor que me pudo pasar en mi carrera deportiva! Es un gran paso», recalcó.
A pocos días del evento atlético que reúne a lo mejor del planeta, su mente anda en modo Tokio y enfoca su trabajo en superarse a sí misma: «Siento mucha emoción de ir a un Mundial y estar en un gran escenario con tantas atletas de élite. Quiero dar el máximo de mí y mejorar mi marca. Para eso trabajamos. Es mi objetivo. Ojalá lograra estar en la final, ¡nadie sabe lo que pueda suceder! En el NACAC no tenía posibilidades de ser la ganadora y me llevé el triunfo. Todo se decide en la pista», comentó.
-En tu opinión, ¿qué requiere el fondo cubano para multiplicar tu hazaña y llegar a planos estelares como los Mundiales y Juegos Olímpicos?, pregunto antes de terminar.
-El fondo necesita más apoyo, mejores pinchos y zapatillas, pero también entrenamiento en la altura, competir en otros escenarios en Europa, donde se pueda desarrollar el nivel y tener más roce con atletas de alto nivel. Con eso tendremos más posibilidades de volver a planos estelares.