Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Estallido social en Iraq

Hacia dónde apunta esta rebelión iniciada en Bagdad, ciudad mayormente habitada por musulmanes sunitas, que poco a poco se fue extendiendo al sur, donde radican los más venerados santuarios chiitas

Autor:

Leonel Nodal

Arrasada por cuatro décadas de guerras, invasiones, ocupación extranjera, terrorismo de todos los géneros, división territorial y confesional, pobreza creciente y un futuro incierto, Bagdad reventó con un sonoro estallido social al despuntar octubre.

En apenas una semana, las calles de la capital se vieron manchadas de sangre por los cuerpos abatidos a tiros de un  centenar de manifestantes desarmados y más de 6 000 heridos, en su mayoría víctimas de la represión gubernamental, ejecutada por tropas del ejército y la policía. Algunas fuentes señalaron la presencia de paramilitares y francotiradores de dudosa o incierta procedencia.

¿Qué pasa en Irak? repetían azorados medios informativos sorprendidos por la repentina explosión, al parecer espontánea, de jóvenes sin trabajo y sin perspectivas, padres de familias numerosas sumidos en la pobreza extrema, cansados de discursos y promesas incumplidas de «pronta solución a sus problemas», acompañadas por la desvergüenza de políticos y legisladores a los que califican de corruptos.

Al menos esas eran algunas de las primeras respuestas o explicaciones que surgieron de lejanos centros de estudios extranjeros, en cierto modo convalidadas por el Gran Ayatollah Ali Sistani, la más alta jerarquía de la comunidad musulmana chiita, la mayor del país, y hasta el propio presidente Barham Salih, quien confirmó el lunes que las tropas habían usado «fuerza excesiva fuera de las reglas de enfrentamiento» contra los manifestantes.

Una semana después de los sucesos, pocas voces de adentro eran audibles y capaces de explicar ¿Qué pasa? Hacia dónde apunta esta rebelión iniciada en Bagdad, ciudad mayormente habitada por musulmanes sunitas, que poco a poco se fue extendiendo al sur, donde radican los más venerados santuarios chiitas.

Por cierto, el estallido coincidió con el advenimiento en octubre de la celebración de la peregrinación del “Arbaín” o cuarentena, a las ciudades santas iraquíes de Nayaf y Kerbala, que se efectúa 40 días después del aniversario del martirio del tercer imán chiita Husein, nieto del profeta Mahoma.

Las protestas pusieron en riesgo el viaje de miles de iraníes que ya habían comenzado la gran peregrinación anual a la tumba en Kerbala, 110 km al sur de Bagdad, que finaliza el 17 de octubre. Según fuentes confiables, en 2018, un millón 800 000 iraníes hicieron la peregrinación de Arbaín.

A juicio de la politóloga Myriam Benraad, del Instituto de Investigaciones y Estudios sobre los Mundos Árabes y Musulmanes, con sede en París, lo que ocurre es el resultado de una desconexión entre la generación actual y la que ejerce el poder, formada por ex opositores del derrocado presidente Saddam Hussein, desacreditada por acusaciones de corrupción.

Una población en estado de indignación avanzada

Observadores de la escena política iraquí apuntan una especie de hartazgo en las capas de la población menos favorecidas por los abusos de poder y el deterioro de las condiciones de vida. No hay trabajo, dicen, la atención médica es inexistente y la educación nacional no alcanza a la población en edad escolar.

Según Patrick Cockburn, un testigo de experiencia en la región, «a pesar de que Irak disfruta de ingresos petroleros mensuales de más de seis mil millones de dólares, la corrupción generalizada del gobierno desde la caída de Saddam Hussein, en 2003, ha significado pocas nuevas construcciones de carreteras, escuelas y hospitales, además de una escasez crónica de electricidad, y de agua en algunas ciudades».

Datos oficiales revelan que, sobre todo, falta trabajo para una población de 38 millones de habitantes, que crece un millón por año y con un 70 por ciento del total en edad inferior a los 30 años. Muchos de ellos son desempleados, incluyendo 307 000 graduados en diferentes carreras y profesiones.

Algunos de ellos, agregan las fuentes, han estado acampados fuera de los ministerios en Bagdad durante los últimos tres meses, pidiendo sin éxito empleos acordes a sus calificaciones.

Desde 2015, explicó a la prensa la analista de Relaciones Internacionales y especialista en Oriente Medio Yasmina Shawki se registran manifestaciones periódicas y levantamientos  ciudadanos contra las lacras que lastran al gobierno de Bagdad.

Ahora todo comenzó con una marcha de protesta relativamente pequeña en el puente Jumhuriya en Bagdad el martes de la pasada semana, recuerdan testigos.

Ningún partido político o grupo religioso reclamó el liderazgo de este movimiento. Sin embargo, desde el miércoles pasado ya contaba con el apoyo de Moqtada Sadr, líder chiíta, cuyos partidarios paralizaron el país en 2016.

En la tradicional prédica del viernes último, el Gran Ayatollah Ali Sistani, apoyó las demandas de los manifestantes, al tiempo que llamó al gobierno a reaccionar rápidamente «antes de que sea demasiado tarde».

Saad Maan, portavoz del ministerio del Interior, dijo que 6 107 personas resultaron heridas en los disturbios, incluidos 1 200 miembros de las fuerzas de seguridad.

A medida que aumentó el número de víctimas, los manifestantes se tonaron más radicales, con crecientes llamados a la caída del gobierno de Adel Abdul Mahdi, calificado de ineficaz.

El gobernante anunció durante el fin de semana un plan de 17 puntos, que incluye beneficios de desempleo y viviendas subsidiadas, pero tuvo escasa repercusión.

En su año en el cargo, Mahdi no logró introducir reformas importantes, por lo que su repentino entusiasmo por el cambio tiene poca credibilidad, dijeron.

El presidente iraquí, Barham Saleh, pidió el lunes por la noche «cesar la escalada» y dijo que desea «un diálogo nacional sin injerencia extranjera» para satisfacer las demandas de los manifestantes.

La advertencia del Ayatolah Sistani cobra ahora total actualidad: el tiempo corre y puede pasarle la cuenta al primer ministro Mahdi, obligado a ofrecer soluciones urgentes y efectivas para impedir una estrepitosa caída.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.