Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Protestas No Kings se apoderaron de las calles de EE. UU.

En Washington D.C. el ego de Trump quedaba satisfecho con el desfile militar, pero maltrecha su imagen frente al clamor popular contra el autoritarismo. Uno de los millones de manifestantes lo definió: «Todos somos reyes, no él»

 

Autor:

Juana Carrasco Martín

Día de contradicciones en Estados Unidos. Dos marchas, dos propósitos contrarios durante el sábado 14 de junio.

El poderío militar se exhibió en las avenidas de la capital, para mostrarle al mundo que son los más fuertes y poderosos —al menos eso cree y era la intención amedrentadora de su Presidente, quien sigue afirmando «America First», cuando ni es América, porque somos muchos más los del Sur, y allende el Pacífico otro le está demostrando que «el primero» le va quedando grande. 

Engrosando el ego de Donald Trump en su cumpleaños 79, decenas de miles acudieron a presenciar la parafernalia guerrerista, el ritual militar que celebraba el Día de la Bandera y el aniversario 250 del ejército estadounidense, según la versión oficial. Comenzó a las 18:30 hora local. Todo transcurrió en tranquilidad a la sombra de un despliegue de seguridad mayor que el de la infantería del escenario dispuesto para las celebraciones, y con la espada de Damocles de la advertencia trumpiana antes del evento: los manifestantes que interrumpieran el desfile militar se enfrentarían a una fuerza muy numerosa si se manifestaban en el evento. 

Confieso que desconozco si se produjeron las tormentas eléctricas pronosticadas, con sus estruendosos relámpagos, sobre el Mall de la capital mientras pasaban tropas y blindados.

Sin embargo, una mayoría de los estadounidenses (60 por ciento o seis de cada diez) consideraron que la parada era demasiado costosa —se calcula en 45 millones de dólares—, y no era un buen empleo de los fondos gubernamentales, por ende de los impuestos y contribuciones que pagan, decía una encuesta de AP-NORC. Solo el 18 por ciento consideró que merecía la pena ese gasto de ostentación.

Mientras, durante todo el sábado, en las calles de centenares de otras ciudades y pueblos —al menos 1 800 localidades—, una diversa y unitaria manifestación de probablemente millones de ciudadanos o no, convocados y coordinados por una extensa lista de organizaciones del progresismo, de muy diversos colores, incluidos sindicatos y la Unión de Estadounidenses por las Libertades Civiles (ACLU) lanzaba un grito común de resistencia al autoritarismo entronizado en la Casa Blanca de Donald Trump: «No Kings». 

Donde los «Sin Reyes» no fue tanta la tranquilidad y las fuerzas policiales, guardias nacionales y hasta marines en Los Ángeles, llevaban uniformes de campaña y armas largas, dispuestos a reprimir y a detener, y con probabilidad los atisbos violentos de un visceral odio extremista de ultraderecha.

Hubo hechos lamentables que se investigan. En Minnesota, la expresidenta de la Cámara de Representantes estatal, Melissa Hortman (demócrata), fue asesinada en lo que el gobernador Tim Walz (también demócrata) describió como un ataque «con motivaciones políticas». Por razones de seguridad fueron canceladas las actividades anti-Trump.

En Texas, se emitió una «amenaza creíble» contra los legisladores estatales de Texas que planeaban asistir a la protesta en el Capitolio de Austin, la capital del estado, según informó el Departamento de Seguridad Pública de Texas. «Por precaución, el Capitolio y sus terrenos fueron evacuados alrededor de la 1:00 p.m. y ambos permanecen cerrados temporalmente», informó el DPS, según CNN.

Pero esto no disminuyó la resistencia que se une a toda una semana de protestas contra las redadas del ICE en Los Ángeles y en otras ciudades importantes o poblados de Estados Unidos, donde están ocurriendo allanamientos y detenciones en centros escolares, instalaciones laborales, viviendas y en plena calle, fundamentalmente de latinos, supuestamente indocumentados.

Hay miedo sobre lo que está ocurriendo en Estados Unidos, pero como dijo en Los Ángeles una mujer de 70 años que comenzó a marchar contra la guerra en Vietnam y ahora regresa: «mi ira supera al miedo». «Estamos en este país sumidos en un enjambre de mentiras y corrupción».

«En nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar una América fascista», dijeron frente a la Casa Blanca de Washington y desplegaron carteles con el lema «Trump debe irse ya».

Quizá como buena expresión del carácter pacífico de las protestas y su apoyo a los trabajadores inmigrantes, un cartel adornado por flores, exhibido en Los Ángeles y que decía: «No se pueden admirar las flores e ignorar las manos que las cosechan». Lo llevaba una mujer con nombre latino acompañada de sus padres que llevan más de 30 años viviendo y trabajando en Estados Unidos y por primera vez asisten a una manifestación.

Hubo marchas frente a las Torres Trump en Chicago y en Nueva York de quienes afirman que defienden su Constitución y los derechos civiles… Frente al Capitolio de Atlanta, en Georgia, destacaba un grupo de veteranos de guerra y su cartel: «Nuestros veteranos no lucharon por el fascismo»… En Washington D.C. otros preguntaban: «¿Qué tal si financiamos la educación? ¿Qué tal si alimentamos a la gente? ¿Qué tal si ofrecemos atención médica?». 

Y así multiplicadas las acciónes y los motivos contra un Trump que había dicho sobre su desfile: «Queremos presumir un poco». Pero está claro que es mucho más que eso, nada «infantil» y sí muy, muy peligroso.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.