Hoy puede ser 8 de marzo.Y mañana también.Porque reivindicar los derechos de las mujeres no es cosa de un día al año, sino de todos los días. Y aun hoy, en pleno siglo XXI, incluso en un país como el nuestro, existen historias que evidencian grandes brechas de desigualdad.
Justamente 23 vidas fueron contadas ante la cámara en el más reciente documental presentado por el Proyecto Palomas, Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social, dirigido por Lizette Vila, Ingrid León y Sergio Cabrera, con el título Todos los días son 8 de marzo.
Pudieran haber sido 79, o más, pero decidieron mostrar esas 23 que, emociones aparte, estrujan el corazón.
Todas, sin conocerse, conforman un discurso único desde la heterogeneidad de sus vidas. Sus conflictos se convierten en plurales, en la medida en que cualquiera puede reflejarse en ellas. Y sin buscar culpables, todas anhelan soluciones. Escudriñar la realidad permite conocerlas, y escucharlas contribuye a que no sea el silencio la estrategia para procesar el dolor. ¡No! Callar nunca puede ser la opción.
Si en algo coincidieron los panelistas convocados a la reflexión posterior a la proyección del documental (la Doctora Dixie Edith Trinquete, profesora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana y periodista del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica; la máster Aracely Rodríguez, abogada e investigadora del Instituto de Filosofía, y el Doctor Yuri Pérez, vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana) es en que no deben ser asumidas ellas, y todas, como víctimas de determinadas circunstancias. Claman por acompañamiento, por apoyo, por ser visibilizadas desde su condición y no desde el rol de quien inspira compasión.
El Estado puede ocuparse de ciertas cuestiones y para ello existen legislaciones y entornos legales creados, pero la sociedad también requiere otro punto de vista que las acepte, que les dé cabida y las comprenda, coincidieron también.
Aseveraron que no basta con lo formalmente escrito, incluso en nuestra Constitución (como el artículo 43, por solo citar un ejemplo), sino que urge tomar el toro por los cuernos y actuar de manera trascendental.
Una nueva campaña intergeneracional fue convocada por ONU Mujeres, la agencia especializada de las Naciones Unidas para el empoderamiento femenino: Generación Igualdad-Por los derechos de las mujeres y un futuro igualitario. Cuba se suma a ese recorrido que propone, hasta el 2025, acelerar el proceso, gracias a la voluntad política y al empeño de la Federación de Mujeres Cubanas y de numerosas instituciones.
A ello hizo referencia Lis Cuesta, directora de Eventos del Ministerio de Cultura, cuando insistió en la necesidad de visibilizar a cada mujer cubana desde su singular espacio de existencia y fomentar entre todos la puesta en vigor de soluciones, a lo cual tributa el Programa de Adelanto de la Mujer como alternativa viable.
Loable, como siempre, el trabajo audiovisual del Proyecto Palomas, cuyas investigaciones tras las cámaras bien valen cientos de documentales más. Sin embargo, persisten las deudas. Si las mujeres de hoy aun reclaman, es porque las del pasado no vieron cumplidas sus metas de lucha. Si una madre cuidadora, o una persona no binaria, o una joven con VIH, o una profesora en su etapa de climaterio, o una artista visual inhibida, o una comentarista deportiva, o una investigadora de piel negra... se sienten discriminadas en algunos aspectos de nuestro entramado social, entonces hoy puede ser 8 de marzo. Y mañana también. Y por ellas, por todas, hay que luchar.
El contexto cubano favorece para emprender esa búsqueda del bienestar añorado. Andando, que como dijera el cantautor, se hace camino al andar.
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