Es verano, y como de costumbre, los principales clubes europeos de fútbol aprovechan el receso estival para ajustar sus maquinarias con la vista puesta en la próxima temporada.
Fue ese ilustre británico, tragicómico de todos los tiempos, nombrado Charles Spencer Chaplin —cuyo aniversario 120 conmemoramos en abril sin penas ni glorias—, el autor de una frase lapidaria: «A fin de cuentas, todo es un chiste».
El pluriempleo, esa puerta abierta en días recientes en el camino del desafío personal, levanta más salpicaduras de las que notamos a simple vista. Tal vez porque llega en momentos en que es difícil deshacerse de las suspicacias.
Como aquello de que si tiene cuatro patas, camina por los tejados y maúlla es un gato, ¿qué es si un grupo de militares saca de su casa en la madrugada a un presidente elegido democráticamente por el pueblo, lo monta en un avión a punta de pistola y lo aterrizan en un país extranjero?
La ministra italiana de Turismo, Michela Vittoria Brambilla, está «seriamente preocupada» por el turismo sexual. ¡Bravo! —pensé—, al fin alguien critica, desde el propio gobierno del primer ministro Silvio Berlusconi, las francachelas de cocaína, champán y poca ropa en las que participan muchachitas menores de edad y jovenzuelas inmigrantes del este de Europa en las residencias del gobernante italiano.
«Les regalo una idea», dijo, y recordó, con el viejo Inmanuel Kant, que «cada ser humano, al estar dotado de razón, constituye en sí mismo un fin», por lo que nadie puede ser obligado a pensar con cabeza ajena, y los principios, por más justos que sean, no deben ser dogmáticamente impuestos.
Hago esta confesión: la unanimidad nunca me ha favorecido. Hoy menos que en cualquier otro momento, porque sostengo este criterio: Cuba cambia. Y sin embargo, el mensaje de un lector dice lo contrario: Una vez se habló y ya «los medios de comunicación no hablan de cambios...».
Estas madres, en medio del temor, comprendieron mejor que nunca la importancia de la lactancia materna para la salud, porque su aplicación les pudo evitar la amarga experiencia que viven.
En el Hospital Infantil José Luis Miranda, de Santa Clara, hubo que ingresar a niños, casi todos menores de seis meses, que comenzaron con diarreas en sus...