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Lo que el Primer Mundo le debe a Sudáfrica

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Juventud Rebelde

A Sudáfrica le urgen 4 000 médicos. Los tendrá que buscar en otros países, pues no puede contar con la mayoría de los que se forman en sus universidades. Ellos están en las largas listas de reclutados por el Primer Mundo, que los compra con sustanciosos salarios y mejores condiciones de trabajo.

La cifra, dada a conocer por Africa Health Placements (AHP), agencia especializada en la contratación de profesionales de la salud pública, es un grito ante el robo de cerebros que por años ha venido sufriendo la nación sudafricana. Aún cuando sea la primera economía del continente, no escapa a las políticas expoliadoras de los países más desarrollados.

Contradictoriamente, a pesar de este déficit de galenos en los hospitales públicos, 3 000 de estos profesionales están calificados para trabajar en Gran Bretaña, y 2 000 en Estados Unidos, dos de los contratadores más feroces del personal médico de África entera. Otros destinos son Canadá y Australia.

Para empeorar la crisis, el 75 por ciento de los que se quedan, trabajan para el sector privado, al que no tiene acceso la mayoría de la población pobre, o no quieren ejercer en las zonas rurales, donde más se les necesita, según la información brindada por la AHP, y citada por Afrolnews.

Muchas empresas se dedican a reclutar profesionales sanitarios para vendérselos a los sistemas de salud, ya sean privados o públicos. Una de ellas es Ambition24hours —cuya traducción literal al español es Ambición 24 horas— que labora en Sudáfrica y Gran Bretaña. Se vende como la mayor empleadora con ingresos anuales de 700 millones de rand (95,8 millones de dólares), y actualmente está ramificándose en toda Sudáfrica, con sucursales en Gauteng, Cape Town, Western Cape, Kwa Zulu Natal, Eastern Cape, Limpopo, Northern Cape, Mpumalanga, North West, Free State. ¡Muy bien puesto el nombre!

Sus operaciones en el país africano comenzaron en 2006, cuando absorbió a la empresa de servicios de enfermería de Sudáfrica (Nursing Services of South Africa), la segunda mayor abastecedora de enfermeras temporales en el país, que proveía 3 000 profesionales cada mes.

Pero, por supuesto, como toda empresa capitalista que tiene que ver sus ganancias, el personal que recluta Ambition es exclusivamente destinado al sector privado, aunque si el gobierno paga, no hay por qué negarse. ¿De qué otra forma podría mantenerse entre las corporaciones inglesas más prósperas y acumular una serie de galardones corporativistas? Después de 12 años de vida, las ganancias le han permitido expandirse y brindar su personal a los sectores de la ingeniería, la construcción, el petróleo y el gas.

Entre las distinciones que han premiado el eficiente corporativismo de su directora, Penny Streeter, se encuentra la Orden del Imperio Británico, la cual es entregada por el trono inglés a quienes hacen grandes aportes a la nación. Buena suma de médicos debe haberle garantizado a la potencia europea, ¿no creen?

¿Resultados de esta cacería de profesionales? Pues que una de las naciones con mayores índices de VIH/SIDA, y susceptible a pandemias como la malaria y la tuberculosis, se ve imposibilitada de contar con la totalidad de sus médicos, a pesar de que el país invierte sumas millonarias en su formación. Sudáfrica, como otros, pasa a subsidiar a los países más ricos que no gastan un centavo en la formación de este personal altamente calificado, gracias a empresas capitalistas como Ambition24hours o a las políticas de inmigración selectivas que implementan los países del Primer Mundo para garantizar que quienes crucen sus fronteras lleven un título universitario bajo el brazo.

Ante esta situación, la AHP aboga por el reclutamiento de médicos y enfermeros extranjeros como una de las soluciones «más rápidas y baratas». Preparar a un médico requiere dos millones de rands (273 500 dólares), mientras que su contratación cuesta solo 100 000 rands (13 600 dólares), dice la agencia.

Pero, evidentemente, esa no es la solución. Los primeros que querrán ir a trabajar a Sudáfrica son los profesionales de otros países de la región que están igualmente o mucho más desvalijados por el robo de cerebros, y además padecen las mismas pandemias. Ante la iniciativa, ya los ministros de Salud de Zambia y de la República Democrática del Congo han pedido que no empleen a sus médicos, informó Afrolnews.

El fin del problema sería que los países desarrollados, desde una posición ética detengan el saqueo profesional de los más pobres, y tengan en cuenta las necesidades de los países emisores. También sería muy lógico que el Primer Mundo le reembolsara a estas naciones lo que estas gastan en la formación de los profesionales que luego les roban. Esa es otra de las deudas históricas del Norte con el Sur.

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