Cuando el imperio español desterró a José Martí por segunda ocasión hacia Europa en 1879, el joven independentista salió clandestinamente de puertos franceses para refugiarse en las calles neoyorquinas. Con 26 años ya era un líder revolucionario e ideólogo sagaz, entregado a la noble causa de su Patria.
«Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso», escribió José Martí en la carta que el destino quiso quedara inconclusa el 18 de mayo de 1895.
«La vida de los nobles, madre mía, Es luchar y morir por acatarla Y si es preciso, con su propio acero Rasgarse por salvarla las entrañas!»
Cuando un dirigente del Partido Autonomista, de visita en Nueva York, le dijo a José Martí que en Cuba no veía atmósfera para la lucha por la independencia, él le respondió que no hablaba de atmósfera, sino que se trataba del subsuelo. Así, hay quienes identifican la utopía como algo fantasioso e irrealizable, cuando en realidad la utopía hay que asumirla como un atisbo de futuro, como una aspiración ideal, quizá
inalcanzable en el corto plazo, pero realizable hacia el futuro. La vida demostró que había más realidad en el subsuelo del que hablaba Martí que en los que basaban su práctica política en mantenerse atados a España.
La prepotencia y el desprecio con que Donald Trump está tratando a sus vecinos del sur han recibido un PARE. Colombia se ha negado a recibir a sus connacionales deportados de Estados Unidos casi como si fueran ganado, y envió el avión presidencial por ellos; Brasil ha denunciado que trasladar a los suyos encadenados de manos y pies viola los acuerdos suscritos en 2018 entre ambos países, y México —con la cabeza más «fría» que la del Presidente colombiano, pero defendiendo a los suyos como ha proclamado la mandataria Claudia Sheinbaum—, ha abierto refugios acondicionados por sus militares para recibir a los expulsados; en tanto el titular del Senado de ese país, Gerardo Fernández Noroña, respaldaba la decisión de Gustavo Petro: «El presidente Donald Trump no tiene por qué humillar a ningún ser humano; es infame la política que está imponiendo».
«¿Cuándo vas a parir? ¡Te estás demorando mucho! Una madre añosa trae problemas siempre… Tienes que parir ya porque las condiciones económicas son las que son, los padres perfectos no existen y no te puedes quedar sin hijos… Fíjate que las hay con 20 años y ya tienen uno y hasta dos… ¡Ponte las pilas!».
Pareciera que Donald Trump quiere aparecer en las futuras enciclopedias interestelares, una vez que del planeta Marte, donde quiere plantar bandera, pase al miércoles, jueves, viernes y todos los siguientes días de sus desvaríos políticos, como uno de los villanos del nuevo oeste, en que todo indica tiene calculado convertir el mundo conocido, por conocer y hasta el inframundo.
Dice una frase que los extremos siempre son malos. Y que detrás de un intransigente se esconde solapado el oportunismo más atroz, tan ruin como la frontalidad de la injusticia. Las ideas extremistas del siglo XX en Europa, por ejemplo, nacieron de manera cautelosa, enmascaradas en «fogosos» nacionalistas que terminaron poniendo a todo ese territorio al borde del holocausto colectivo.
Hoy volví a ponerme los zapatos que usé para ir a la Sierra. Su bautizo explorador fue en la visita a la Comandancia de La Plata, pero su gran momento fue (y seguirá siendo) subir y bajar el Pico Turquino.
En la provincia de Artemisa hay 166 adolescentes embarazadas en la actualidad, lo cual es motivo para preocuparse, pero sobre todo para ocuparse. La cifra fue revelada por el doctor Marlon Borrero Pacheco, jefe del Programa de Atención Materno-Infantil, al presentar la campaña de salud integral Decide tu juego, protagonizada por la red Jóvenes por la vida, que involucra a Educación, Salud y las organizaciones políticas y de masas.