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Estudiar la sociedad para entender la sicología

El doctor Eduardo Veloso Pérez alerta sobre la necesidad de abordar el proceso salud-enfermedad de manera integral para apoyar la erradicación de la pandemia

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Quienes hacen ciencia suelen ser inquietos. Cada punto de las diversas realidades les provoca pensar y la llegada de la COVID-19 no ha sido la excepción. Auscultar este fenómeno con exactitud obliga a una confluencia de saberes para sellar hasta la más mínima de las brechas que contribuyen a prolongar esta pandemia.

Una de las convocatorias para concurrir con acciones multidisciplinarias hasta lograr que la COVID-19 sea historia, ha tocado las puertas de las Ciencias Sicológicas, cuyos cultores se encargan de discernir qué determinantes sicosociales inciden en que, a pesar de haber adoptado todas las medidas para evitar su propagación, cada día aparecen nuevos individuos contagiados por el SARS-CoV-2.

Desde marzo el doctor en Sicología Eduardo Veloso Pérezien no le pierde ni pie ni pisada al complejo contexto que, como el resto del mundo, vive Cuba con la nueva pandemia.

«Nuestro propósito es contribuir al bienestar de las personas», recalca. Desde su casa en la zona norte de la ciudad de Sancti Spíritus, este profesor universitario ha escudriñado en cuanta bibliografía ha llegado a sus manos sobre las variables sicosociales involucradas en el proceso salud-enfermedad.

Tras revisar numerosos modelos que explican los diversos factores que influyen en el fenómeno, en especial la interrelación de la salud individual con diferentes niveles de organización social y su impacto en el estado de salud de la población, pone su lupa sobre la percepción de riesgo, la responsabilidad ciudadana, la adherencia a las medidas establecidas y las determinantes culturales.

«Supuestamente, desde el punto de vista cognitivo, cuando se tiene toda la información se responde con las conductas adecuadas, pero estamos viendo que no es así. Hay una intensa preocupación y dedicación de nuestro Gobierno para enfrentar la pandemia; incluso se recurre a la ley para sancionar a quienes incumplen con lo establecido y, sin embargo, continúan apareciendo personas cuyas indisciplinas ponen en peligro sus vidas y las de otros en su comunidad», acota.

De ahí que Veloso haya incluido este complejo tema en la propuesta del programa de Doctorado en Ciencias Sociales que alista la Facultad de Humanidades de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, para investigar las trabas y resortes útiles a la sociedad.

—¿Qué factores pudieran estar incidiendo en el contexto cubano? 

—Cada escenario es único. Lamentablemente, aquí la percepción de riesgo no es adecuada. En esencia somos muy confiados y paternalistas. Nos caracterizamos, de forma general, por ser permisibles desde la cuna y por tolerar más de lo que se debe. En ocasiones nos cuesta poner límites, sobre todo por ese sentimiento de igualitarismo con el que hemos crecido.

«Igual sucede que, al ser un pueblo con un alto nivel educativo, creemos que somos inmunes. Cada 11 personas en Cuba uno es universitario; una estadística envidiable para cualquier país. Pero se ha comprobado que al tener más conocimientos nos escudamos en estos para decir: Eso a mí no me va a tocar».

—¿Qué hacer ante una realidad que arrastra siglos de actitudes y aptitudes?

—Lo primero es un diagnóstico multifactorial, multisectorial y multidisciplinario para reconocer cada particularidad. Como especialistas de las ciencias de la conducta debemos comenzar a estudiar los mecanismos intrasicológicos detrás de esos comportamientos. Hay que buscar las fisuras en el proceso de formación teniendo en cuenta la educación personal, familiar y social.

«El mismo Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, nos ha alertado sobre ello. En varias intervenciones ha abordado el tema de la responsabilidad familiar e individual como eslabón fundamental en un país. Ya con los resultados científicos en la mano podremos proponer estrategias integrales que modifiquen conductas y nos preparen para otras posibles contingencias».

Se habla a nivel mundial de las secuelas postraumáticas como huellas inevitables de una situación tan compleja…

—Pudiera parecer contradictorio, pero al no tener una percepción de riesgo elevada, las secuelas sicológicas en nuestro escenario no deben ser muchas. Si no se piensa ni se teme, no aparecen consecuencias negativas.

«Igualmente nuestro sistema de salud cuenta con servicios de Sicología y Siquiatría para asistir a quienes lo necesiten. Incluso en estos momentos en que estamos en casa se han habilitado números telefónicos y vías digitales para el acompañamiento desde esas ciencias.

«Siempre que me consultan recomiendo aprovechar el tiempo para dedicárselo a la familia y hacer actividades pendientes, algo que nos dé placer. Para evitar el pánico también es válido mantenerse atentos a los medios de prensa del país y no dejarse atrapar por falsas noticias que circulan por las redes sociales.

«Estamos consciente de que esta situación culminará, antes o después de lo previsto. Mas si cada persona contribuye desde su responsabilidad ciudadana cumpliendo lo estipulado, todo será mucho más rápido y seguro», concluyó.

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