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Más respuestas, no siempre convincentes

El buzón de Acuse de Recibo está a punto de reventar, de tanta correspondencia. Y las estadísticas lo confirman: tan solo en el primer semestre de 2006, las alforjas de esta sección recibieron 2 587 cartas. Si tenemos en cuenta que en todo el año 2004 la cifra fue de 2 412, ya es para «mandarse a correr» con el vertiginoso incremento.

Todo parece indicar que, o son fallidas las gestiones de esos ciudadanos con las entidades estatales o nuestro trabajo ha ganado en confianza y credibilidad a los ojos de los lectores. Prefiero creerme lo último y no juzgar, sin fundamento científico y palpable, la efectividad de otros mecanismos de atención a la población en nuestra democracia socialista.

Sin pizca de vanidad, esgrimo el manido juramento que hacen, con rostro solemne y dramático, quienes reciben reconocimientos y homenajes sociales: eso nos compromete mucho más con nuestros lectores. Pero también nos pone a halarnos los pelos para analizar con lupa las fisuras y grietas de esta columna.

Como ya va siendo habitual, hoy hacemos una incisión en el tratamiento de la correspondencia en el período comprendido entre el primero de noviembre de 2005 y el 31 de abril de 2006, y el nivel de respuesta institucional que tuvieron esas cartas.

Entre múltiples asuntos de la vida del país abordados por los remitentes en este período, los de más frecuencia, en orden decreciente, son: la vivienda, el servicio de acueducto y alcantarillado, la atención de organismos y autoridades a planteamientos de la población, problemas laborales y de seguridad y asistencia social, salud pública, transporte, calidad de los servicios, temas relativos a la energía eléctrica, agradecimientos y elogios a instituciones, y tópicos relativos a la telefonía.

Pero lo más sobresaliente es que el 60,7 por ciento de las misivas reflejadas en la etapa, fueron respondidas a esta sección por las entidades aludidas, en el lapso constitucionalmente requerido, de 60 días. Indiscutiblemente, se refleja mayor sensibilidad y colaboración de organismos e instituciones estatales con los planteamientos ciudadanos vertidos aquí. Basta seguir la curva de la gráfica para comprobar que la constancia va dando sus frutos.

Ahora que va consolidándose el nivel de respuesta, la Sección de Atención a Lectores de Juventud Rebelde comienza a preocuparse por la calidad y efectividad de las mismas. Un estadío superior en nuestros análisis de contenido. Algo así como: el asunto no es solo responder, sino hacerlo con la profundidad, transparencia, honestidad y espíritu autocrítico que esperan los ciudadanos de las instituciones estatales. Y con acciones concretas que eliminen el mal, siempre que ello sea posible. Mas, cuando no se pueda tener una solución por el momento, lo decente es informar con sinceridad, dar argumentos convincentes y no engañar e intentar dormir a los demandantes.

Desde este visor o atalaya de la vida del país que es Acuse de Recibo, la correspondencia nos revela con fundamento que hay burocracia y desentendimiento incrustados en los métodos de dirección de muchas entidades, que suelen olvidar el sentido único de una organización estatal: servir al pueblo.

Una explicación inconsistente y superficial es tan irrespetuosa como el silencio de los que no se sienten aludidos. Están esos funcionarios que siempre se «desayunan» con los señalamientos de los ciudadanos en Acuse… y crean comisiones para «investigar» lo que debían haber controlado o detectado profilácticamente. O aquellos que entonces escriben a la columna y sencillamente dan cuenta de que ya se resolvió el asunto, sin explicar a la opinión pública por qué nunca fue atendido antes de que se publicara. Y también los que no precisan las medidas que se toman con los infractores, indolentes, indisciplinados y hasta los corruptos que suelen, con sus zancadillas y arbitrariedades, hacerle mucho más difícil la vida al pueblo.

La imagen y el funcionamiento de una organización estatal se perfilan también por el tratamiento que esta les da a los criterios del ciudadano. Quien reacciona con honestidad y franqueza, quien sinceramente deshace sus propios yerros, se eleva a los ojos de la sociedad. Quien elude rendir cuentas, o lo hace con trampas, engaños y justificaciones, se desdibuja en el inventario popular.

En lo adelante, Acuse de Recibo centrará mucho sus análisis en la calidad y autenticidad de las respuestas, por el compromiso que tiene con los ciudadanos que nos abarrotan de cartas el morral de las preocupaciones públicas, ese que siempre debe estar abierto y vigilante.

 

 

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