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La era del nano

Ante el avance impetuoso de la nanotecnología en múltiples campos, Cuba ha comenzado la investigación para su incorporación a diversas producciones

Autor:

Dora Pérez Sáez

Foto: Rorbeto Morejón Una ropa que no se ensucie aunque la cubran de fango, o unos cubiertos que se frieguen solos después de usarse, podrían ser el sueño de cualquier ama de casa. Lo mismo que para un ciclista lo sería una goma que al poncharse, se repare sola.

Esto que parece ciencia ficción, podría ser realidad en unos años. Artículos con esas propiedades ya se fabrican. No se trata de magia, sino de las opciones que da la nanotecnología, disciplina mediante la cual es posible crear materiales a partir de la manipulación de estructuras moleculares y átomos.

A pesar de ser muy novedosa, esta tecnología comienza a tener un impacto en las políticas científicas y también en la sociedad cubana, reveló a JR el doctor Ernesto Estévez, subdirector de Investigaciones del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Materiales (IMRE), de la Universidad de La Habana.

«Nano viene de nueve. Nanométrico quiere decir que es un metro, dividido por 109. Eso es más o menos 100 000 veces más pequeño que el grosor de un cabello. Los científicos solemos decir que en nanotecnología no tenemos un átomo, sino un puñado de átomos. Y ahí está la novedad, porque normalmente el hombre está acostumbrado a trabajar con millones de átomos».

—¿Por qué es importante esa escala?

—Porque a nivel atómico todavía no hay un material. A escala nanométrica es donde por primera vez tienes uno. Y trabajar a esa escala significa poder diseñar materiales desde su propio núcleo constitutivo. Coges un puñado de átomos, agregas otros, y vas haciendo materiales que no existen en la naturaleza, sino que el hombre es su creador desde el origen. Eso revolucionará el mundo».

¿Pastillas inteligentes?

La Medicina es una de las ramas que más trata de favorecer el hombre en su quehacer científico. Expertos afirman que con la nanotecnología se harán realidad viejos sueños, como curar el cáncer o mejorar la eficacia de los medicamentos.

«Un enfermo —dijo el doctor Estévez— al que le recetan una medicina cada seis horas, la toma y tiene un golpe del fármaco en sangre, que luego empieza a caer. Pero durante esas horas no tiene la misma cantidad de medicina en la sangre, ni es efectiva todo ese tiempo. Lo ideal es tener el mismo nivel de medicamento en sangre esas horas. Eso se llama liberación controlada de fármacos. Ya hoy salen los primeros productos así.

«Otro problema de la salud es que, si bien solo una parte del cuerpo está afectada, la medicina recorre todo el organismo, actuando de manera invasiva y causando a veces, como en el cáncer, efectos secundarios.

«La nanotecnología permite llevar el fármaco directamente a la parte dañada. ¿Cómo? Lo cubro con un material a escala nanométrica que solo se pega a las células cancerígenas, y lo suelto en el cuerpo. La que se pega no es la medicina, sino el material con que la cubrí. Cuando este se adhiere a las células enfermas, suelta el remedio y cura la dolencia.

«Trabajando a esa escala también puedo hacer materiales llamados “inteligentes”, capaces de responder a un estímulo. Ahí está la tela que no se mancha. La explicación es simple. Ensuciar tiene que ver con el agua, porque casi siempre la suciedad es una mezcla de agua con otro elemento.

«Con la nanotecnología se crea material hidrofóbico (no le gusta el agua) que reacciona ante un estímulo. Cuando echo el líquido, como respuesta la tela cierra los poros, porque es hidrofóbica. Es como si el agua corriera por arriba de un metal. La suciedad no tiene forma de pegarse».

—Podría ser muy útil no solo en la industria textil...

—Ya existen cubiertos que se autolimpian. Los pones bajo la luz, y frente a ese estímulo el material se vuelve hidrofóbico y toda su suciedad se cae. Eso podría hacerse con instrumental quirúrgico. Un instrumental que frente a un estímulo externo (puede ser la luz del sol) bote su suciedad, incluidos virus y bacterias. Sería vital para la Medicina en condiciones anormales, donde no hay energía eléctrica y no se puede esterilizar».

—¿Cuán peligroso puede ser ignorar la nanotecnología?

—La industria farmacéutica en el mundo, por ejemplo, se está moviendo agresivamente en esa dirección. Si no lo haces, pierdes competitividad, y llegará el día en que tus productos no se vendan, aunque sean buenos.

«Se prevé que en varios años los niveles regulatorios subirán, para excluir del mercado a todo el que no posea esa tecnología. Es una de las maneras de los monopolios de sacar de la competencia a rivales de países con menos capacidad productiva y científica.

«A largo plazo aún no se conocen los efectos que podría traer para el hombre. Las nanopartículas son tan chiquitas que pueden entrar por los poros de la piel y hasta circunvalar barreras inmunológicas del cuerpo. Pero son artificiales, la evolución humana nunca las ha enfrentado; por tanto, no ha creado barreras contra ellas y no sabemos la respuesta del organismo a esas partículas.

«¿Qué pasaría si no podemos detectar esas cosas, si empiezan a llegar productos y no sabemos precisar si son nanotecnológicos o no? Aunque yo disponga de regulaciones que prohíban la entrada de un determinado artículo, si no soy capaz de caracterizarlo, no sé si me están engañando».

Nanotecnología a la criolla

El boom de la nanotecnología ocurrió cuando la Isla atravesaba los años más duros del período especial. Surgieron un grupo de tecnologías a las que nuestros especialistas nunca han podido acceder. Hoy, aunque sin soñar poseer los recursos que destinan las naciones ricas a esta ciencia, Cuba ha reconocido áreas a las cuales debe apostar para el desarrollo de esta ciencia.

«Si hemos logrado una competitividad a nivel internacional en la industria farmacéutica y biotecnológica —dijo el doctor Esté-

vez—, es evidente que debemos apostarle a la nanotecnología en función de esa rama».

El CITMA aprobó un programa nacional en materiales nuevos y de avanzada, que incluye la nanotecnología como uno de sus aspectos importantes. Varios centros desarrollan proyectos de investigación acerca del tema.

«En los últimos seis años —explicó el experto— el IMRE ha graduado más de 30 doctores en Ciencias, muchos en el tema de la nanotecnología. Perdimos generaciones de instrumentos, pero no dejamos de capacitar. Tenemos proyectos concretos en las áreas de salud, energía y medio ambiente».

—¿Qué proyectos desarrolla el país?

—Se trabaja en el desarrollo de equipos y metodologías de caracterización de materiales nanométricos para la industria biotecnológica cubana. Además, hemos logrado un desarrollo nanotecnológico en encapsulamiento de fertilizantes y factores de crecimiento agrícola, con experimentos realizados a escala de campo en hortalizas, y los resultados son muy prometedores.

—¿En qué se ha avanzado más?

—En uno destinado a la purificación del agua. Hemos desarrollado materiales zeolíticos a escala nanométrica, modificados de manera que al pasar el agua no solo elimina contaminantes químicos, sino virus y bacterias. No hay que hervir el agua. Ya es un resultado científico validado por centros del MINSAP, que determinaron cuáles bacterias y virus eliminaba el sistema.

«Hoy se generaliza el resultado para colocar en cada casa cubana una o varias jarras de filtraje de agua. Se hará un plan piloto en diversas comunidades. Dentro de unos años será muy normal ir a la bodega a pedir tu carga de zeolita, ponerla en tu jarra y no tener que hervir el agua. También en el sector estatal se instalarán sistemas de purificación. Los primeros se ubicarán este año en la Escuela de Trabajadores Sociales de Cojímar, en la capital».

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