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La vida en «previa»

Miles de jóvenes de todo el país transitan este mes por la etapa de preparación básica del Servicio Militar Activo, un momento emotivo que los alistará para la vida

Autor:

Mayte María Jiménez

Nerviosos, inquietos, ansiosos por lo que vivirían en pocas horas, se mostraban los jóvenes del municipio habanero de Bauta al abordar las guaguas que los trasladarían a la unidad militar donde enfrentarán la preparación básica del soldado, ese primer acercamiento a la vida militar que cumplen los cubanos a los 18 años de edad.

Esta etapa que define el inicio de los nuevos soldados en el Servicio Militar Activo, si bien constituye un período nuevo para ellos, es también un momento oportuno para desarrollar habilidades, formarse una disciplina en la vida y aprender a ser hombres y mujeres independientes, dispuestos a defender su tierra.

Rigoberto Zaldívar, uno de los muchachos que integró este llamado del servicio militar, comentó que hasta ese momento solo sabía lo que escuchaba de sus padres, hermanos, amigos. «Me dicen que no será fácil, pero hay que cumplirlo, así que trataré de aprender y aprovechar el tiempo lo más que pueda, siempre será una experiencia que me ayudará a crecer como persona», aseguró.

También Abel Cabrera, de 18 años, señaló que aunque muchos no están adaptados a ese rigor, puede ser muy bueno pues les enseñará a independizarse; es una tarea sumamente importante que deben cumplir como jóvenes cubanos: «es un compromiso con el país donde nacimos», insistió.

Los padres, aunque es difícil alejarse de sus hijos tanto tiempo, en muchos casos por primera vez, reconocen la importancia de estas primeras cinco semanas —las más intensas— para la vida futura.

Aleida González, madre de un joven, comentó que desde hace un tiempo ella y su esposo le explicaban qué significaba este momento, que la disciplina militar era fuerte, pero que lo ayudaría muchísimo en su formación integral como ser humano, y por tanto allí debía dar el máximo de su empeño.

«Es una experiencia que puede ser difícil para algunos muchachos, pero deben cumplirla lo mejor posible, y aprender todo lo que puedan para que no sea un tiempo vivido en vano», aseguró Daniel García, padre de otro joven.

Disciplina y aprendizaje

Al llegar a la Unidad Militar los jóvenes fueron examinados por un equipo médico y en pocos minutos recibieron el uniforme y los medios necesarios que los acompañarán durante las venideras semanas.

En poco tiempo se alistaron y comenzaron los primeros ejercicios. Estas prácticas iniciales los preparan para las intensas jornadas que sucederán durante la preparación militar básica, conocida como la «previa».

Al hablar con algunos jóvenes que ya habían transitado por las primeras semanas, confesaron que aunque cuesta trabajo acostumbrarse, este momento es una experiencia única, pero necesaria.

Según explicó el mayor Mauricio Pérez, al frente del Centro de Preparación, a veces resulta complejo lograr un buen aprendizaje de los muchachos, si se tiene en cuenta que la vida militar se distingue por la disciplina y reglamentos estrictos.

De ahí que, durante los primeros días antes de iniciar las semanas más intensas, se comienza con los muchachos un proceso de adaptación a la vida militar en el que se les enseñan principios básicos como la vestimenta, la cortesía militar, la gimnasia matutina, y otros elementos relacionados con esta etapa.

Luego, ya en el período de preparación básica, se complementan estos procederes con la preparación político-ideológica, la física, las clases de infantería, tiro y topografía, que culminan con un ejercicio táctico donde se examinan las materias recibidas.

Como apuntó el mayor Pérez Calzada, esta preparación, que a veces es muy exigente, les permitirá en el futuro, si fuera necesario, estar en condiciones de defender su país victoriosamente.

Cuando suena la campana

Como rutina diaria cada mañana el joven se levanta a las 6:00 a.m. y comienza la jornada. Primero, la gimnasia matutina, el aseo personal, la inspección en el dormitorio, el desayuno, la formación de toda la tropa.

Luego durante el día tendrán lugar los diversos entrenamientos militares, que incluyen el estudio de los reglamentos militares, las clases de infantería, de táctica y de tiro, entre otras.

En las noches llega el merecido descanso. Después del Noticiero de Televisión, el joven tiene un tiempo durante el que puede compartir con sus amigos, oye música, o se recrea con juegos de dominó, ajedrez; y a las diez de la noche, llega la hora de dormir.

En esta etapa la vida diaria es más intensa, y por tanto, el tiempo de recreación es menor. No obstante, cada domingo pueden recibir la visita de los familiares, así como participar en actividades deportivas, culturales y otras recreativas que se organizan en la unidad los fines de semana.

Se trata, sin dudas, de un cambio brusco que requiere de los jóvenes un aprendizaje forzoso. Aquí desarrollan nuevos conocimientos, hábitos y habilidades sobre la vida militar.

Tras cinco semanas de arduo esfuerzo que se completarán luego con el resto de la etapa del Servicio Militar Activo, los jóvenes se despiden convencidos de que este primer momento es muy necesario. No solo los prepara en el plano político, militar y físico, sino que se convierte en una segunda escuela, donde las letras y los números se transforman mágicamente en fusiles, reglamentos y una enorme aula verde olivo.

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