El Museo Quisicuaba encarna los principios de la Museología Social al fusionar memoria cultural con acción comunitaria Autor: Yoel Almaguer de Armas Publicado: 18/05/2025 | 08:53 am
Los museos son mucho más que repositorios de objetos históricos, artísticos o científicos. Para Gricell Aurora Santana Sarduy, Directora de Museos del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, estos son espacios de reflexión crítica, de conexión entre comunidades y de transformación personal y social, cruciales en la construcción de identidades.
El museo que ella sueña, el ideal, no solo debería exhibir arte o conocimientos, sino emociones, sensaciones, que el visitante sienta curiosidad, y que ese entorno le ofrezca una experiencia única y transformadora.
Sobre este cambio necesario y ajustado al contexto actual, Santana Sarduy precisó que los museos, como instituciones culturales, deben evolucionar y adaptar sus estrategias para seguir siendo relevantes, atractivos y accesibles en un mundo marcado por cambios tecnológicos, diversidad de audiencias y nuevas formas de consumo cultural.
Foto: Yoel Almaguer de Armas
«Los museos no temen al cambio, lo abrazan como una oportunidad para reinventarse sin perder su misión central, ser guardianes de la memoria y espacios de diálogo. La clave está en combinar innovación tecnológica con empatía social, lograr que el museo sea un entorno socio afectivo, creando experiencias que no solo informen, sino que inspiren. Aquellos que logren este equilibrio no solo cautivarán a nuevos públicos, sino que seguirán siendo faros de transformación en el siglo XXI».
Las celebraciones este año por el Día Internacional de los Museos tiene como lema "El futuro de los museos en comunidades en constante cambio". ¿A qué nos convoca esta idea, ajustándonos a la realidad cubana?
«Nos invita a reflexionar sobre cómo estos espacios pueden adaptarse a las dinámicas sociales, económicas y culturales de su entorno, especialmente en contextos como el cubano, marcado por desafíos, pero también por una riqueza histórica y una identidad cultural vibrante. Desde esta perspectiva, los museos cubanos tienen la oportunidad de redefinirse como agentes activos de transformación comunitaria.
El futuro de los museos cubanos no está en resistir el cambio, sino en acogerlo como parte de su misión social. Para ello, deben dejar de ser templos estáticos del pasado y convertirse en plazas abiertas donde se dialogue sobre el presente y se imagine colectivamente el futuro. Esto implica un compromiso con la autenticidad cultural, la innovación pragmática y, sobre todo, la confianza en el poder transformador de las comunidades que los habitan».
Foto: Yoel Almaguer de Armas
Lograr ese objetivo pudiera llevar tiempo y muchos esfuerzos. Sin embargo, la experta de la Comisión Nacional de Bienes Muebles del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural acotó que los museos cubanos implementan estrategias para ser más inclusivos, interactivos y accesibles.
«Nuestros públicos deben convertirse en transmisores de mensajes críticos y activos, que fomentamos a través de recursos multisensoriales. En muchos de nuestros museos, los textos están en lenguaje braille, además, implementamos el uso de audio-guías, exposiciones táctiles, porque al museo de hoy se va a tocar, palpar».
Este año, el Museo Quisicuaba acogió la sede de las celebraciones por el Día Internacional de los Museos en Cuba. ¿Qué distinguió el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural al realizar esta selección?
«Podemos definirlo como consagración y amor al prójimo, ética, disciplina, respeto y compromiso social.
Cuando llegas al espacio comunitario, socialmente complejo y diverso, se respira paz. Y lo compruebas en los vecinos, los transeúntes, los trabajadores y colaboradores del Proyecto.
Destacamos esa labor de protección por el más necesitado, el quehacer educativo constante, la sencillez con que asumen la inmensa responsabilidad que tienen con el deber y la palabra empeñada, con todos y para el bien de todos, como dijera José Martí».
Foto: Yoel Almaguer de Armas
Desde su posición como representante de Cuba ante el Observatorio Ibermuseos, Gricell Santana destaca al Museo Quisicuaba como referente de la museología social, aunque los museos en nuestro país tienen una amplia labor comunitaria.
«Su enfoque innovador integra la preservación cultural con el activismo comunitario, lo que lo convierte en un paradigma dentro de este campo. Combina lo cultural con lo social».
La miembro del Consejo Internacional de Museos, ICOM, resalta además que el Museo Quisicuaba es un centro de acción social, que ofrece respeto y oportunidad, desde la reinserción social, a adultos mayores y personas con adicciones, a habitantes de la calle, a mujeres y hombres, niñas, niños, adolescentes; y todo esto con la participación activa de la comunidad.
Foto: Yoel Almaguer de Armas
«Por otra parte, establecen los paradigmas de la Museología Crítica y transformadora, abordan temas como marginalidad y discriminación racial, de género, de sexo, usando el Museo como plataforma para visibilizar y combatir estos problemas. Sus actividades y muestras expositivas son dinámicas, incluyen talleres educativos y promueven diálogos sobre justicia social. Y es citado en estudios académicos como ejemplo de cómo los museos pueden ser agentes de cambio en contextos de crisis».
La profesora e investigadora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, resaltó que, en un país con limitaciones económicas como Cuba, el modelo autogestionado y resiliente del Museo Quisicuaba demuestra cómo la cultura puede ser una herramienta para la sostenibilidad, agentes de cambio social, supervivencia y la cohesión social muy a tono con las nuevas agendas públicas, y Objetivos de Desarrollo Sostenible.
«El Museo Quisicuaba encarna los principios de la Museología Social al fusionar memoria cultural con acción comunitaria, siendo sin duda alguna un paradigma no solo en Cuba, sino en América Latina. Su enfoque demuestra que los museos pueden trascender su rol convencional y convertirse en motores de transformación social».
Foto: Yoel Almaguer de Armas