Una fecha especial se conmemora este 1ro de julio: el Día del Historiador cubano, un agasajo que se inscribe en la jornada de celebraciones iniciada el pasado 17 de junio y que se extenderá hasta el 31 del presente mes. De la pasión y las enseñanzas de estos hombres y mujeres también se sostiene la Patria.
Jorge Luis Aneiros Alonso, presidente de la Unión de Historiadores de Cuba, señaló que en la jornada se realiza un amplio programa de actividades, con un fuerte componente de divulgación en las redes sociales y en los medios de comunicación de las efemérides que se conmemoran en esos días, señaló a la Agencia Cubana de Noticias.
Entre ellas, explicó, tienen especial permanencia aquellas que abren y cierran la jornada, el aniversario 120 del fallecimiento del Generalísimo Máximo Gómez Báez (17 de junio de 1905), y el 5to. aniversario de la partida física del Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler (31 de julio de 2020).
El también Director de la Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia de la República precisó que la sede del acto central es Guantánamo, en reconocimiento al meritorio trabajo de los historiadores de la provincia en 2024, y el presente año. Comentó que en ese oriental territorio se organizaron las actividades por los aniversarios 130 de los desembarcos de Duaba y de Playitas de Cajobabo.
Aneiros Alonso apuntó que durante mucho tiempo el Día del Historiador cubano se celebró el 19 de julio, pero estudios posteriores corroboraron que la fecha de designación de Emilio Roig de Leuchsenring como primer Historiador de la Ciudad de La Habana tuvo lugar el 1ro. de julio de 1935, y eso justificó el cambio.
En esto radica uno de los principales encantos de esta profesión, cuando aparece un dato o un documento que echa por tierra todo lo que se creía saber y corresponde a los historiadores la seriedad y rigor al esclarecer los hechos y demostrar que la Historia, contrario a lo que podría indicar, no está escrita del todo, acotó.
Consideró que precisamente por ese motivo, corresponde a los historiadores trabajar muy fuerte, con inteligencia y también con esfuerzo sostenido, para encontrar ese balance entre el pasado ideal y los seres humanos con defectos y contradicciones que protagonizaron esos hechos, y hacer más atractivo el tema sin que este pierda sus esencias.