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América Latina bulle en protestas

Una jornada de jueves en Bolivia, Chile y Colombia distinguida por las manifestaciones y las represiones

Autor:

Redacción Internacional

En Bolivia, miles de habitantes de El Alto bajaron a La Paz, llevando los ataúdes de los muertos del miércoles en Senkata, hasta las cercanías de la plaza del Obelisco, donde un cordón militar-policiaco y vehículos blindados les impedía el paso a la plaza Murillo, pero fue roto ese cerco a los gritos de «¡Asesinos!» y «!Justicia, justicia!; las fuerzas represivas dispersaron con gases a los marchistas.

Bolivia: hasta los muertos fueron gaseados. Foto: AFP

Aunque en la mañana el viceministro de Seguridad Ciudadana, Wilson Santamaría, anunció que se iba a «garantizar su recorrido por todas las arterias» de La Paz, la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar la masiva columna de pobladores de El Alto que llegó hasta el centro de la sede del Gobierno con arengas contra el ejecutivo y una muñeca que representaba a la presidenta Jeanine Áñez, de quien piden su renuncia.

Los marchistas comenzaron a ingresar con los ataúdes en hombros en medio de los motorizados militares e, incluso, pusieron uno encima de un blindado mientras algunos de los manifestantes subieron al mismo vehículo. Ahí comenzó la gasificación que hizo huir a los manifestantes, que se replegaron hacia la plaza San Francisco, reportó La Razón Digital.

El diario señaló que los efectivos policiales continuaron lanzando más gases a las personas movilizadas, la mayoría mujeres; algunas quedaron tendidas en el piso afectadas por los agentes químicos; mientras el canal Bolivia Tv pudo constatar la existencia de «al menos una persona herida».

«Cómo van a matarnos como a perros», reclamó una mujer en medio de los efectos de la gasificación que no cesó y se extendio hasta la plaza Eguino, por donde otra marcha, esta vez de mineros, descendía para reforzar la protesta de los alteños, agrega el diario.

El presidente depuesto, Evo Morales, condenó desde Twitter la violencia ejercida contra los manifestantes. «El Gobierno de facto de Áñez no respeta a los muertos en sus ataúdes, ni perdona a sus familiares, mujeres y niños que marchaban pacíficamente por el respeto a la vida y a la democracia. Condenamos la violencia que se ejerce contra nuestros hermanos y hermanas #ParenLaMasacre», publicó en la red social, según publicó RT.

En las últimas 48 horas, miles de personas de distintas regiones de Bolivia arribaron a El Alto para protestar contra la violenta represión de las fuerzas de seguridad, ordenada por Añez.  

Colombia en paro nacional

Múltiples protestas, marchas pacificas, fuerte represión y hasta toques de queda en algunas ciudades colombianas, marcaron la jornada de Paro Nacional 21N convocado por sindicatos, organizaciones estudiantiles y el movimiento social Congreso de los Pueblos, que fue seguido por movimientos sociales de muy diversa índole y organizaciones políticas en Colombia, en una manifestación en principio contra un proyecto de reforma laboral y modificación del sistema de pensiones.

Asimismo, los marchistas cuestionaron la corrupción en el país, las privatizaciones, así como la intención de rebajar impuestos a las grandes empresas y multinacionales e imponer tributos a la clase media y trabajadores. 

Otro reclamo importante en algunas de las manifestaciones fue el cese de los asesinatos de líderes sociales y exguerrilleros —considerados ejecuciones extrajudiciales—, y el cumplimiento de los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC. El partido FARC llamó a manifestarse en contra del bombardeo donde murieron por lo menos ocho niños en el Caquetá, los asesinatos en este año de 52 indígenas en el departamento del Cauca, de 155 líderes sociales y de más de 50 exguerrilleros desmovilizados.

Las movilizaciones comenzaron desde el amanecer, cuando millones de colombianos tomaban las calles expresando su descontento con el gobierno de Iván Duque. En la capital, Bogotá, el Escuadrón Movil Antidisturbios (Esmad)  dispersó con gases lacrimógenos a grupos de manifestantes en la plaza Bolívar, centro de la ciudad; en Cali las autoridades decretaban el toque de queda, mientras en Medellín se reportaron disturbios y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, señalaba Telesur. 

En otras ciudades del país también se registraron represiones. En Cali, donde marcharon alrededor de 20 000 personas según las autoridades, el alcalde, Maurice Armitage, decretó toque de queda a partir de las 7:00 p.m. de este jueves [01:00 del viernes, GMT]”. Y aclaró en su cuenta de Twitter: «Quienes estén afuera a esa hora, podrán ser detenidos por las autoridades».

Previo a la jornada de protesta, el presidente de Colombia, Iván Duque, había señalado que la libertad para manifestarse estaba «garantizada»; sin embargo, mostró de inmediato la falsedad de esa promesa cuando aclaró que el Gobierno sería «implacable con los actos de vandalismo», un término que habitualmente se utiliza contra las protestas. 

En Medellín, capital del departamento de Antioquia, los primeros en salir a las calles fueron los estudiantes de las universidades de Antioquia y la Nacional, quienes realizaron un plantón. Se sumaron gremios de maestros, trabajadores, jubilados y artistas, de manera pacífica. 

En otros departamentos de Colombia se unieron a la protesta nacional los indígenas, campesinos, obreros, afrodescendientes, mujeres y otros sectores populares bajo la consigna 21N somos todos, movilizados por un país para la vida digna. En Cauca los pueblos indígenas se suman a la movilización nacional.

En jornadas previas, las organizaciones sociales denunciaron las medidas del Gobierno de Duque para evitar la protesta social: decretos, circulares e instructivos que permiten a los alcaldes y gobernadores declarar toques de queda y solicitar apoyo militar en el marco de las protestas. 

También hubo censura a medios, casi 30 allanamientos solo en Bogotá, militarización de las calles, y cierre de las fronteras, por tierra y agua, con Ecuador, Venezuela, Brasil y Perú, todo lo cual fue denunciado por los organizadores del Paro Nacional como «tratamiento de guerra, persecución y criminalización de la protesta» en una «estrategia de desarticulación» que buscaba la «intimidación y persuasión de los manifestantes».

Chile no se rinde

Los chilenos llevan ya más de un mes de protestas continuas que han desenmascarado el carácter pinochetista de las fuerzas armadas y de seguridad de ese país. Piden la renuncia del presidente Sebastián Piñera y denuncian las políticas neoliberales que han puesto a la nación en crisis.

Este 21 de noviembre también estaba señalado como de movilización masiva. Se dieron por igual en Santiago y en Antofagasta, Valparaiso y Viña del Mar, en Concepción y en Temuco, o en Magallanes e Iquique, haciendo valer una etiqueta que colma las redes sociales #ChileDespertó.

Igualmente en la red social Twitter el llamado de @PiensaPrensa era: Muchachos los medios de comunicación NO están informando NADA de lo que está pasando en Chile. hagamos redes, difundan y compartan información. súmate a los canales independientes

En horas de la tarde en la Plaza Dignidad de la capital se producía una verdadera cacería de personas. Los carabineros disparaban indiscriminadamente, perseguían y detenían.

El País informaba que el Gobierno de Piñera y una parte de la oposición acordaron durante la madrugada del jueves en el Congreso un conjunto de medidas sociales «para intentar encauzar el malestar ciudadano que explotó el pasado 18 de octubre con sucesivas protestas»; pero el pueblo chileno continúa en las calles, no cree en promesas falsas o curitas.

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