El término describe el contenido generado por IA de baja calidad, repetitivo y sin apenas supervisión humana ni valor creativo
LA inteligencia artificial generativa (IA) prometió una revolución de la creatividad y la eficiencia. Aunque, en parte, esto es cierto, trajo consigo una plaga digital inesperada y estructural: el IA slop. El término describe el contenido generado por IA de baja calidad, repetitivo y sin apenas supervisión humana ni valor creativo.
Es un fenómeno que se propaga a una velocidad incontrolable e inunda redes sociales, motores de búsqueda y plataformas de contenido. Expertos lo catalogan como el nuevo spam o basura de IA que asfixia internet. La velocidad y la cantidad de contenido de este tipo que se produce a diario altera las estructuras que dependen de la información confiable. Para las marcas y los creadores, evitar caer en esta baja calidad resulta un desafío estratégico en un ecosistema digital sobrecargado.
ATAQUE DE FUERZA BRUTA
El término slop tiene un origen peyorativo, pero su descripción resulta quirúrgicamente precisa. El desarrollador Simon Willison acuñó la palabra para hablar de la cantidad enorme de contenido inútil creado por IA que satura la web. El concepto compara directamente esta producción automatizada con el spam, pero la IA crea slop más rápido y en mayor cantidad.
Sus rasgos son fácilmente identificables: baja calidad y originalidad, una producción masiva sin filtros, ausencia de criterio humano, estética perturbadora y contenido engañoso. Esto último es especialmente preocupante, pues se emplea, cada vez más, para crear titulares sensacionalistas o fabricar noticias falsas.
El problema reside en la falta de intencionalidad y calidad, no en la tecnología misma. La verdadera amenaza es que el slop se convierte en un ataque de fuerza bruta a los algoritmos que controlan internet. El contenido busca ser clasificado como relevante y distribuido por una máquina, no busca informar a las personas.
POR QUÉ PROLIFERA
El fenómeno del IA slop es una consecuencia directa de los desequilibrios económicos y una arquitectura de incentivos que premia el volumen por encima del rigor. La monetización impulsa la masificación del slop.
El principal motor financiero es la drástica reducción de los costes de producción. Las herramientas de IA permiten crear mil artículos indistinguibles —entiéndase fotos, videos y textos— a un costo de «apenas unos céntimos». Esta eficiencia económica garantiza que la producción a gran escala de contenido sintético resulte mucho más rentable que cualquier inversión en originalidad humana.
El sistema publicitario refuerza esta industrialización de la mediocridad. Los modelos de negocio basados en la publicidad se centran en la «ilusión de performance», premiando los clics rápidos y el volumen inmediato. El contenido bueno y el slop compiten en la misma puja, y a menudo este último gana porque ofrece mayor volumen y un bajo coste de producción y escalado. Los anunciantes corren el riesgo de aparecer junto a contenido sin sentido, lo que daña la confianza en las plataformas.
Este enfoque transforma a los profesionales creativos en «conserjes de IA». Las empresas encuentran más rentable usar la IA para generar borradores rápidos y luego pagar a editores humanos para que realicen solo correcciones menores, lo que devalúa el trabajo cualificado y depende de una fuerza laboral global y, a menudo, invisible, para hacer que el producto final sea mínimamente utilizable.
MENOS CONFIANZA
El impacto del IA slop se extiende por todo el ecosistema digital, desde las búsquedas hasta la industria editorial. Hoy se está generando una crisis de confianza generalizada porque el slop inunda el entorno comunicacional con ruido que ahoga las señales importantes. La principal consecuencia es la pérdida de fe en lo que resulta verdadero. El exceso de publicaciones slop dificulta a los usuarios encontrar información valiosa. Las marcas que aparecen junto a contenido de IA percibido como slop sufren una pérdida de confianza, conexión emocional y percepción de autenticidad.
Al mismo tiempo, la integración de IA generativa en motores de búsqueda, como la función AI Overviews de Google, demostró el riesgo de la falta de rigor. La IA, al basar sus resúmenes en lo que resulta popular y no en lo que es verdadero, puede generar respuestas peligrosas, como las sugerencias de «comer al menos una roca pequeña por día» o «poner pegamento en la cubierta de la pizza», que han sido reportadas por usuarios.
El IA slop compromete la confianza del consumidor en las publicaciones digitales. El Publishers Association del Reino Unido advirtió que la disponibilidad de libros de baja calidad generados por IA en minoristas como Amazon «arriesga dañar la confianza del consumidor». Casos como el del comediante Rhys James, quien encontró varias versiones AI slop de su próxima biografía a la venta en Amazon, evidencian el problema. En respuesta, Amazon actualizó sus pautas de Kindle Direct Publishing para exigir a los editores revelar el uso de contenido generado por IA.
En plataformas como Meta (Facebook, Instagram, etc.), el slop se manifiesta en forma de videos grotescos o imágenes impactantes, cuyo único propósito es captar clics y ganar dinero. En un artículo en la publicación 404 Media, se bautizó este fenómeno como el «internet zombi», un espacio disfuncional donde bots y humanos interactúan, y el contenido se crea para forzar los algoritmos. El contenido de IA se puede adaptar fácilmente a lo que funciona en la plataforma, lo que provoca un colapso casi total del ecosistema de información en línea.
El slop no solo impacta a los usuarios, amenaza la sostenibilidad futura de la propia inteligencia artificial. Los modelos de IA se entrenan con vastos conjuntos de datos extraídos de internet. A medida que el slop satura el ecosistema en línea, las futuras IA consumen esta información reciclada y contaminada como su nueva fuente de entrenamiento. Basura produce basura.
Expertos llaman a esta autocontaminación el colapso del modelo, un fenómeno que ocurre cuando los modelos se entrenan recursivamente con contenido generado por IA, lo que causa una degradación gradual del rendimiento. La fidelidad al contenido original se pierde progresivamente. Es como hacer fotocopias de fotocopias. Este es un riesgo de sostenibilidad tecnológica autoinducido: la IA se vuelve incompetente si se alimenta de su propia basura.
Combatir el IA slop exige una respuesta coordinada que abarque reformas económicas, tecnológicas y de gobernanza. Es necesario reforzar la supervisión humana y la calidad editorial, en tanto, las plataformas deben ajustar sus políticas para penalizar la generación de slop. Hoy, algunas como Google lo intentan, pero en Meta ni se dan por enterados (de hecho, lo alientan).
Se necesitan soluciones técnicas que promuevan la autenticación. La implementación de salvaguardias para evitar la creación de desinformación es crucial. Esto incluye el uso de firmas digitales o metadatos que permitan a los usuarios distinguir claramente entre el contenido generado por humanos y el generado por máquinas. Amazon, por ejemplo, exige a los editores revelar el uso de IA.
También los gobiernos deben implementar mecanismos de gobernanza. Es necesario establecer normativas claras que obliguen a las plataformas a ser transparentes sobre el uso de bots y algoritmos. Los expertos sugieren implementar la recomendación de la Unesco sobre la ética de la inteligencia artificial, que ofrece un marco global para guiar el desarrollo responsable de la tecnología. Finalmente, la alfabetización mediática y las campañas de concienciación resultan esenciales para que los usuarios adquieran pensamiento crítico y la capacidad de discernir entre contenido auténtico y automatizado.
El slop demuestra que la escasez en el entorno digital ya no es de información, sino de autenticidad y rigor. Irónicamente, el futuro de la IA y la integridad de internet dependen de que la industria y los usuarios valoren y protejan el insumo más preciado: el contenido de alta calidad creado por humanos.