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Recorrido sonoro por el pasado

Dedicada a la preservación del patrimonio cultural de la nación, en la Casa de la Victrola holguinera se muestran los primeros equipos grabadores y reproductores de sonidos mecánicos y acústicos, algunos surgidos en el siglo XIX

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN.— Pianos, relojes antiguos, cajas de música, colecciones de armas de museos, lámparas antiquísimas… todo esto ha sido restaurado por el holguinero Jorge Luis Betancourt, violinista que ha hecho de su razón de ser el devolver vitalidad a los objetos.

En estas mismas páginas, hace relativamente poco tiempo, señaló que añoraba contar con un sitio donde exhibir reliquias sonoras recuperadas. Y desde agosto último abrió sus puertas la Casa de la Victrola, en la Ciudad de los Parques, muy próxima a su zona más céntrica.

Betancourt, su esposa Tania Zaldívar y un grupo de artistas colaboradores son responsables del lugar, desde cuyos predios se puede escuchar lo mismo a Caruso, Víctor Jara, Bola de Nieve, Diana Ross que a los Van Van. Ahí se aprecia la exposición Huella eterna, en la cual, de acuerdo con el gestor principal de la idea, se ha querido ofrecer «un rico proyecto cultural, consistente en actividades que se imbriquen a la música, las artes plásticas, la literatura, la investigación cultural, la restauración del patrimonio y otras manifestaciones artísticas diseñadas hacia diversos públicos.

«Queremos que estudiantes del Instituto Superior de Arte, la escuela de música José María Ochoa, la Universidad de Holguín, instructores de arte y promotores culturales se beneficien directamente con el proyecto, junto a cantantes líricos y agrupaciones de ese género. Todo tiene fines expositivos, pedagógicos, informativos y recreativos.

«Pretendemos que la Casa sea un atractivo exclusivo de la Ciudad de los Parques, a disposición del público nacional y extranjero, para la promoción de la cultura cubana», manifiesta este restaurador, quien empíricamente se adentró en la recuperación de objetos antiguos, como dos escudos de La Habana que pararon en sus manos hace años y les retornó el esplendor, o los aldabones del edificio La Periquera, llevados por él a su forma original.

Huella eterna

La Casa de la Victrola forma parte de un trabajo investigativo de mucho tiempo, que llevó a este proyecto. Betancourt y su esposa obtuvieron dos piezas y a partir de ese momento organizaron una exposición. Siempre alguien daba información sobre dónde podía haber objetos y hasta allá iban ambos.

Algunos objetos estaban muy deteriorados, incluso estaban usándose con otros fines, como zapateras o muebles, y hasta desechados. Tenían problemas de desencoladura, madera en mal estado,  afectaciones de comején, oxidación, corrosión, desgaste de engranes y ejes. Pero pudo más el tesón de la pareja, con mucha dosis de talento.

Según cuenta Tania Zaldívar «la pieza más antigua que poseemos es un fonógrafo modelo C, fabricado por Thomas Alba Edison en 1898… Este reproduce cilindros, primer formato fundado para grabar la voz humana. Es un modelo que solo reproduce, pero existieron otros que también grababan. Tenemos la ambelora de 1912, otra invención de Edison, un poco más avanzada, la cual tiene una trompeta interna y reproduce mayor sonido, es igualmente de cilindro.

«Contamos con un gramófono de 1903, de la autoría de Emile Berliner, creador además del disco (los registros planos). Tenemos discos de grabación por una sola cara, y la discografía se completa con ejemplares de distintas revoluciones y géneros musicales, e incluso algunos de sello rojo, cuyos intérpretes eran de lo más selecto de la época. Disponemos de victrolas de 1910 y 1913, hasta hay una de 1929 (que es cuando quiebra la compañía), la cual es portátil, ortofónica, modelo 2-55», explica.

Los trabajos de mecánica y de carpintería corren por Betancourt, mientras su esposa se encarga del acabado de las piezas, de darles pigmento y color de la época, lustre y decoración. Tienen un compañero llamado Neomar Monjes, responsable también del lijado y acabado.

Huella eterna fue una muestra itinerante (hoy permanente), que estuvo en La Habana, Bayamo, Gibara y la misma ciudad de Holguín.

A partir de esa exposición, únicamente de reproductores de sonido, surge la Casa de la Victrola, sita en calle Libertad, entre Martí y Luz Caballero, que debido a cuestiones organizativas y experimentales funciona en las mañanas, hasta el mediodía, y en las noches, de 8:00 a 11:00.

Ya allí se han efectuado actividades en homenaje a Benny Moré, Joseíto Fernández y Esther Borja, y hasta estudiantes de Canto Lírico del Instituto Superior de Arte han efectuado visitas al inmueble-museo.

Victoria: a esta palabra se asocia el significado de victrola, en una de las cuatro hipótesis que trascendieron, debido a que su creador, Eldrige Reeves Johnson, consideraba su inventiva (un gramófono) como un triunfo. El éxito ya está garantizado en el hogar holguinero de los primeros grabadores y reproductores de sonidos mecánicos y acústicos, único de su tipo en Cuba.

 

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