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Lo dejaron ilusionarse

El pasado 5 de septiembre, y desde Guanabacoa, en La Habana, Ana Beatriz Peña Naranjo contó que su hijo Alexis Javier Rignack Peña padece de epilepsia, dolencia que no limitó su tránsito por el sistema educacional, hasta el preuniversitario. Medicado, lleva una vida normal.

Por esa enfermedad, el joven no fue apto al servicio militar activo, y optó por algún curso de capacitación para ser un hombre de trabajo. Se ilusionó con un curso de tabaquería en la fábrica Partagás. Le iba muy bien en el aprendizaje… hasta que reveló su epilepsia y se decidió allí que no podía continuar; aun cuando nunca hizo crisis, ni tuvo mal desempeño en el tiempo de capacitación. La excusa fue que es un lugar de producción, con una norma, ¿y si no la cumple? Tuvo que abandonar ese empeño.

Hubo otro intento en la refinería Ñico López, con un curso de operario. Al pasar el test sicométrico, reveló que se atendía con un sicólogo por ser epiléptico. Y la sicóloga de la entidad le planteó que no podía continuar.

«¿Acaso padecer una enfermedad crónica es un estigma?, inquiría la madre. ¿Cuantos epilépticos no ocupan cargos y realizan labores importantes? ¿Es justo discriminar a alguien por padecer una enfermedad sin siquiera ponerlo a prueba por un período, y entonces declarar que no es apto?», concluía.

Responde Dayana Beyra Fernández, directora general de la refinería Ñico López, que consta en los libros de registro de Capital Humano de allí que Alexis fue recomendado para trabajar por una trabajadora de la refinería, quien supo por la madre del joven la necesidad que tenía de empleo. Y tras la solicitud, se le envió con esa trabajadora la planilla de datos personales para iniciar el proceso de selección, la que se entregó al grupo de selección.

Tras el proceso de verificación, se le seleccionó para el curso de operador de proceso, sin detectar que en su planilla de datos personales había marcado lo de la  epilepsia. Le hicieron el sicométrico y los resultados dieron no apto, «por tener un proceso de atención bajo», impedimento para un operador de plantas de procesos.

Entonces se le citó para una nueva entrevista y darle otra opción como operario general de mantenimiento. Él mencionó su epilepsia, y la atención con un sicólogo por problemas de nervios, por los que recibía atención médica.

La sicóloga le explicó que la refinería es un centro de alto riesgo, pues se manipulan hidrocarburos, materias primas, productos terminados, sustancias peligrosas altamente inflamables. Y esa peligrosidad no permite la aceptación de personal con esas patologías, a partir de los eventos que puedan generarse (incendios, derrame de hidrocarburos y escape de sustancias peligrosas), para los que se requiere un nivel de respuesta rápida, y que generan estrés adicional a las personas con tal patología.

La trabajadora que lo recomendó confesó al final que desconocía ese padecimiento; de haberlo sabido no lo hubiera hecho. Y le explicó a la mamá que a partir de las enfermedades que su hijo declaró no podía trabajar allí, por la peligrosidad y los riesgos a que sería sometido.

Señala la Directora que la refinería está afectada por falta de personal, pero no es posible admitir a alguien que pueda accidentarse durante el trabajo u ocasionar su propia muerte. Y cuenta que la Directora de Capital Humano del centro se comunicó con la madre para explicarle por qué no se aceptaba al hijo allí.

Además, dice, se transmitió en nombre de la dirección de la refinería las disculpas, pues no era necesario someter al joven a un sicométrico ni esperar por el proceso si realmente con sus padecimientos no podía laborar allí. La madre aceptó las disculpas amablemente.

Finalmente, la Directora general reconoce que fue un descuido del grupo de selección, al no revisar la planilla con profundidad y ver que tenía ese padecimiento. Por ello,  se tomarán las medidas pertinentes para que no vuelva a suceder, concluye.

Agradezco la esclarecedora respuesta y a la vez deploro el imperdonable descuido de quienes no detectaron a tiempo el impedimento y dejaron ilusionarse a un joven con deseos de trabajar. ¿Y Partagás por qué no responde? ¿No habrá otro empleo o labor que Alexis Javier pueda asumir? ¿Qué opinan sus facultativos?

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