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«Sin audacia no se podrá transformar la prensa cubana»

A 60 años de fundada la Unión de Periodistas de Cuba, Ricardo Ronquillo Bello, su presidente, confiesa que en una Revolución como la nuestra, el liderazgo de una organización tiene que estar permeada del sentimiento, las luchas, las insatisfacciones y los sueños de las bases

Autores:

Enrique Milanés León
Patricia María Guerra Soriano

Aunque ahora parezca difícil de creer, Ricardo Ronquillo Bello creció en una casa donde no había un “ambiente intelectual”. Un “radiecito agrícola de pilas, de aquellos que se produjeron a inicios de la Revolución” era el Facebook de la época y su remedo de biblioteca personal se desbordaba sobre una coqueta en la cual, además de perfumes, peines y un espejo grande, había unos pocos libros, algunos de historia de Cuba y otros de historia antigua, con los que se trasladaba, desde la tierra camagüeyana de su Pueblo Nuevo esmeraldense hasta los imperios de Julio César o Carlomagno.

Su “primer enamoramiento con el periodismo” vino de escuchar noticieros de radio, un romance que se dilataría en el tiempo porque en su casa nunca tuvieron un televisor. Allí, por no haber, no había ni corriente eléctrica, así que, desde muy temprano, el muchacho tuvo que agenciarse maneras de buscar las luces.

Según cuenta, tiene carnalmente la historia de muchos cubanos de su época: su mamá y sus abuelos eran campesinos y su padre, obrero ferroviario.

Quien vea una de sus fotos familiares, podrá leerla como un mosaico de las fuerzas que, desde los hogares, han conformado por siglos esta nación. En ese óleo, él aporta – ¡y a qué nivel! – los tonos del intelectual que piensa el país que vive.

Ricardo Ronquillo y algunos miembros de su familia. Foto: Tomada del perfil en Facebook del entrevistado

Ronquillo ha sido un profesional de distintas geografías: En 1988 llegó a Santiago de Cuba, procedente de Camagüey, a estudiar la carrera de periodismo en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de Oriente y cuando al cabo, en 1993, su familia parecía esperarlo en Esmeralda, él comenzó a trabajar en Guantánamo como corresponsal del periódico Venceremos en Baracoa.

Por si esto fuera poco, su buen desempeño para Juventud Rebelde desde esa provincia hizo que en el año 2000 fuera invitado a trabajar como jefe de corresponsales en la sede central del periódico, en La Habana. Más tarde, fue designado como subdirector editorial, hasta que un día, en la clausura en el X Congreso de la UPEC, los periodistas cubanos decidieron que fuera su presidente.

Treinta años y miles de kilómetros después de su graduación, Ronquillo recibe en su oficina -con no poca resistencia- al equipo de Cubaperiodistas, que le planta enfrente un amplio cuestionario sobre la transformación del modelo de prensa cubano que la UPEC aspira a liderar.

Cubaperiodistas: Cuando usted hizo la carrera en la Universidad de Oriente, entre los años 1988 y 1993, ¿tenía idea del gran periodista y teórico de los medios que presidía en esa etapa la UPEC nacional —Julio García Luis— y de la transformación que necesitaba nuestro periodismo? ¿Cuáles eran sus paradigmas y su «modelo de prensa» entonces?

Ricardo Ronquillo: «Casi siempre en la universidad tenemos una visión bastante crítica. Algunas personas se asustan un poco cuando ven a los jóvenes demasiado inquietos por el tipo de periodismo que se hace en la práctica; pero eso es natural. No podemos esperar a que los jóvenes que nos observan lo hagan con una mirada laudatoria. Ellos nos siguen con su tiempo, con sus inquietudes, con sus ansias y creo que eso estaba también presente en nuestra generación.

«En aquella época no teníamos tanta cercanía con la UPEC como organización, yo no conocía la existencia de Julito; en todo el período de estudios universitarios nunca nos encontramos con la presidencia de la UPEC, lo cual no quiere decir que no fuera extraordinaria, porque Julio García Luis es uno de los grandes referentes cubanos del periodismo de la Revolución. Después he descubierto que ya en esa época Julio García Luis estaba dando una pelea tremenda por la transformación de la prensa en Cuba, por la cual tuvo, incluso, que purgar determinados prejuicios y hasta determinados castigos, o sea, era una presidencia de la UPEC muy singular.

«Esta organización ha tenido líderes gremiales muy singulares, por ejemplo, Ernesto Vera, su prestigio y autoridad no sólo en Cuba sino frente a las organizaciones gremiales periodísticas de América Latina y de otras regiones del mundo; Antonio Moltó tuvo un gran papel, como Tubal Páez, quien había sido un combatiente de la lucha revolucionaria.

«La UPEC siempre ha estado liderada por personalidades del periodismo, quizás el que tiene menos historia soy yo. Vengo de ser un periodista humilde que transitó desde la base del periodismo a los medios nacionales, no con una historia tan tremenda como la de estos anteriores presidentes.

«Lo curioso es que, aunque nosotros en aquel momento no teníamos esa cercanía con la organización, el diseño de lo que hoy llamamos la transformación de un nuevo modelo de prensa pública hacia el socialismo se estaba gestando desde ese momento.

Tubal Páez y Ricardo Ronquillo durante el taller “Cambio salarial, cambio editorial”, en la UPEC.

«Hay una idea de Julio García Luis que siempre resalto; él decía que se puede cambiar el periodismo sin cambiar el socialismo, pero que no se puede cambiar el socialismo sin cambiar el periodismo, o sea, es una personalidad icónica, de la idea de transformar y modernizar el sistema de medios públicos de Cuba».

Cubaperiodistas: ¿Cuánto queda ahora, en el reconocido articulista político y presidente del gremio, de aquel joven inconforme y soñador que muchos conocimos?

Ricardo Ronquillo: «Uno envejece, pero no envejecen sus inquietudes. Creo que ahora tengo más preguntas, dudas, inquietudes intelectuales y políticas porque en aquel momento era la inquietud de un joven que todavía no había madurado en su pensamiento político. Ahora tengo más comprensión de determinadas interrogantes sobre Cuba.

«El periodismo, y lo he dicho públicamente en algún debate gremial es el arte de preguntar y de preguntarse. La profesión se erige sobre columnas de interrogantes. El día que el periodista no pregunte, y no se pregunte, estará muriendo la profesión.

«De alguna manera, con mayor madurez para entender la complejidad del mundo actual, aquel joven sigue viviendo en mí».

Cubaperiodistas: Entonces, ¿cuál es el estado y el lugar de la audacia, sea juvenil o no, en la prensa cubana?

Ricardo Ronquillo: «Sin audacia no se podrá transformar la prensa cubana ni se podrá transformar nada en Cuba. Sin audacia no hubiera sido posible la historia de nuestro país ni el surgimiento de Cuba como nación. Y algo que a veces se olvida cuando se intenta presentar a los periodistas cubanos como un gremio demasiado sectorial, que está defendiendo demasiado intereses sectoriales, es que no se puede escribir la historia de Cuba sin la historia del periodismo y los periodistas cubanos.

“Uno envejece, pero no envejecen sus inquietudes”. En la imagen, Ronquillo Bello durante la primera edición del coloquio Patria, en Casa de las Américas. Foto: Ismael Francisco

«Los grandes fundadores de la nación cubana fueron periodistas, empezando por Félix Varela y pasando por José Martí, Fidel Castro, que es tal vez el exponente más cercano que tenemos de la última etapa de las luchas.

«No se puede pretender que seamos audaces para hacer la Revolución y que después no lo seamos para transformarla, porque las revoluciones envejecen y las que no están revolucionándose siempre están condenadas a perecer, y eso requiere de audacia.

«En las circunstancias de la Cuba de hoy no se puede cambiar todo lo que tiene que ser cambiado -como dijo Fidel- si no somos audaces, y la audacia no puede ser sólo del liderazgo político del país, de los que dirigen, vamos a decir, en la cima del poder, la audacia tiene que estar en todos los estamentos sociales y políticos del país».

Cubaperiodistas: No le haremos la pregunta torpe de si esperaba ser presidente, ya sabemos la respuesta; ahora bien, ¿en qué medida su ya larga carrera, que comenzó como reportero en la provincia más distante de la capital, le aportó herramientas para un cargo que apenas tiene el buró en La Habana, porque su base social está dispersa por toda Cuba?

Ricardo Ronquillo: «Yo no tendría comprensión de los desafíos del periodismo en Cuba si no hubiera tenido esa evolución. Cuando voy a un medio de prensa y escucho las preocupaciones de los colegas siento que estoy en mi lugar porque yo vengo de esa base, de haber estado en el período especial recorriendo una provincia en bicicleta para hacer reportajes.

Ronquillo es electo presidente de la UPEC en el X Congreso de la organización. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate

«Entiendo perfectamente cuando los profesionales dicen que si no hay condiciones materiales es difícil hacer periodismo; se puede, pero no va a ser tan eficiente. Creo que el hecho de haber empezado en medio del período especial siendo el corresponsal del periódico Venceremos en el municipio de Baracoa, me dio una comprensión muy clara de cómo es una redacción cubana; sin eso, estaría absolutamente desprovisto para ser el presidente de la UPEC.

«En una Revolución como la nuestra, el liderazgo de una organización tiene que estar permeada del sentimiento, las luchas, las insatisfacciones y los sueños de las bases. Es absolutamente necesaria esa conexión entre la dirección y sus bases.

«Si algo hay que reconocerle a la UPEC es que tiene un sistema de elección de su liderazgo en la que las bases tienen una participación esencial: para ser dirigente de la UPEC tienes que ser propuesto por los periodistas en la base, después tienes que ser elegido en elecciones que abarcan a todos los colegas del país para integrar el Comité Nacional, y después te eligen los representantes de la base en el Congreso».

Ronquillo Bello junto a los vicepresidentes de la UPEC: Jorge Legañoa, Ariel Terrero y Rosa Miriam Elizalde, en el Festival “Prensa pública, prensa del pueblo”.

Cubaperiodistas: La etapa de asambleas de base, provinciales y ramales fue muy movida, pero al cabo el XI Congreso fue pospuesto y eso ha generado en la membresía opiniones encontradas. Más allá de la disciplina, ¿cómo ve ese «tiempo extra» que nos dieron las circunstancias? ¿Ayuda o perjudica?

Ricardo Ronquillo: «En un principio casi nos traumatizamos cuando se anunció la posposición del Congreso, porque preparar un Congreso lleva un proceso organizativo que es muy complicado de armar, pero después comprendimos que incluso podía ser mejor, porque nosotros estamos ahora viviendo un proceso de cambios muy importantes en el sistema de prensa de la Revolución.

«Algunos de los instrumentos normativos que constituirán las bases legales e institucionales para una transformación de fondo del sistema de prensa del país se están construyendo ahora mismo.

«Pese al debate que se produjo en el país, fue la norma más discutida en Cuba desde el punto de vista legal después de la Constitución y el Código de las Familias, siempre habíamos tenido la esperanza de que la Ley de Comunicación se aprobara antes de nuestro aniversario el 15 de julio.

«Apostamos por un experimento a distintas escalas del sistema de prensa del país, para lo cual se requiere en primer lugar sensibilizar a las instituciones públicas, transformar no sólo desde el punto de vista editorial a los medios, sino también desde el punto de vista de su funcionamiento económico.

«Que el Congreso sea en noviembre nos permite sedimentar desde el punto de vista conceptual, y normativo, el alcance de las transformaciones, y avanzar en la sensibilización de las instituciones públicas sobre su alcance de estas transformaciones».

Cubaperiodistas: Se habla mucho del «Congreso de la transformación», pero a veces se creería que se espera un cambio meramente externo. ¿Hasta qué punto nos hemos, o tendríamos que transformarnos, los periodistas cubanos?

Ricardo Ronquillo: «Ahora mismo, estamos en medio del proceso para impulsar los experimentos de transformación del modelo de prensa, y nos encontramos con que no siempre las direcciones de los medios ni los periodistas tienen toda la preparación para enfrentar el cambio que debe vivir el sistema de prensa.

«La construcción de un nuevo modelo de prensa tiene cuatro bases fundamentales. Una primera es el tipo de relación entre el sistema de medios públicos y el sistema de instituciones públicas. Si no cambiamos eso no cambiamos el sistema de prensa.

Ricardo Ronquillo entrega el premio a la innovación del primer Festival Virtual de la Prensa Cubana a Juan Antonio Borrego, en ese momento, director del multimedio Escambray

«Una segunda base es la transformación del modelo de gestión editorial. Tenemos muchos problemas en la construcción de la agenda editorial, muy centrada en los intereses institucionales y no en los intereses públicos; problemas en el discurso, muy propagandístico no pocas veces; problemas en la conformación estética de los contenidos.

«Uno de los procesos más graves que ha vivido la sociedad cubana con su inmersión acelerada a Internet es que en paralelo a nuestro sistema de medios públicos ha surgido un ecosistema de medios privados y de proyectos financiados por la derecha transnacional y los Estados Unidos para disputarle la atención de las audiencias cubanas al sistema de medios públicos y, sin embargo, nuestro sistema de medios públicos no siempre ha manejado los recursos más modernos y más actuales para atraer la atención de esas audiencias.

«También hablamos de cambiar el modelo de gestión económica de los medios, de introducir en ese modelo de gestión elementos muy cuestionados a lo largo del período revolucionario, como el uso de la publicidad o la introducción del patrocinio.

«Todo eso lleva representa un cambio de mentalidad y de formación en todos nosotros, desde la presidencia de la UPEC, la presidencia del Instituto de Información y Comunicación Social hasta los liderazgos del Partido, que tienen una responsabilidad en la transformación del sistema de medios».

Cubaperiodistas: No falta esperanza, pero tampoco incredulidad y suspicacias en torno al aporte concreto para el gremio de la Ley de Comunicación Social y los experimentos en los modelos de gestión. ¿Qué le diría —le dice— el presidente a los incrédulos del cambio? ¿Y a los optimistas?

Ricardo Ronquillo: «Les diría aquello que dijo el Che y que debe ser una bandera nuestra, “Lo imposible es posible, los locos somos cuerdos”. Podemos tener incluso los instrumentos legales y no impulsar el cambio, no será la primera vez en la historia del mundo en que instrumentos legales queden guardados en las gavetas y no produzcan ninguna transformación, pero el cambio lo tenemos que hacer nosotros.

«Sin liderazgos en todo el sistema de comunicación pública de la Revolución no lograremos la transformación, si bien estamos esperanzados y tenemos fe de que es posible la transformación porque lo que está ocurriendo desde el punto de vista legal no es más que la realización de un sueño que viene de las bases profesionales del país.

«La Ley de Comunicación no fue un regalo, se estaba luchando en Cuba desde los años ochenta del siglo pasado, y ella junto a otros instrumentos y el surgimiento del Instituto de Información y Comunicación Social son resultado de las luchas gremiales por transformar el modelo de prensa del país.

«Sobre la trascendencia de cambiar la cultura comunicacional de este país, tenía que surgir un concepto como el concepto de la comunicación como un eje estratégico de la dirección de gobierno en Cuba, que surgió, por la sedimentación de una necesidad de la transformación del socialismo en Cuba. Estoy convencido de que la transformación triunfará».

Cubaperiodistas: Ya se sabe que la precariedad material es una constante en el sector, sin embargo, su impacto se multiplica en tiempos de pleno auge de las NTICs y guerra comunicacional. Peleamos a puro «trabuco» mambí. La UPEC, que no tiene muchas cosas para ofrecer, ¿qué tendría qué decir?

Ricardo Ronquillo: «No se puede desligar la situación del sector de la prensa de la situación de la economía socialista, por eso es tan importante la transformación no sólo del sistema de prensa sino del modelo socialista. Cuando hablamos de la construcción de un nuevo modelo de prensa público, ese es nuestro aporte a la transformación del modelo económico también socialista.

«La transformación de la economía es una de las grandes deudas del socialismo cubano. Cuando tratamos de persuadir a las instituciones de que el sistema de prensa pública no tiene por qué depender únicamente del presupuesto del Estado, no lo podemos ver como una manera de buscar algún beneficio para el sector: en la medida en que la prensa deje de depender del presupuesto del Estado y naturalice un modelo de funcionamiento económico que libere al presupuesto de cargas, será más próspera la economía.

«Yo creo que el hecho de que se pensara el modelo socialista de prensa dependiendo únicamente del presupuesto del Estado formó parte de lo que Fidel llamó “los errores de utopía del socialismo cubano”, que se trasladaron y los podemos encontrar en otros ámbitos.

«Miren qué interesante: en una de las discusiones con las instituciones, el ministro de Economía dijo que lo que estamos pensando para los medios se puede trasladar a otros ámbitos del sector presupuestado del país. Todo tiene que estar sujeto a revisión. ¿Para qué?: para darle un diseño de sostenibilidad a esa aspiración de modelo socialista próspero».

Cubaperiodistas: Usted ha sido como un presidente viajero (dentro del país) y ha dialogado con miles de colegas. Ahora que se alista el mapa de la comunicación para viabilizar la estadística, los estudios y los procesos, ¿qué otro mapa, humano, sensorial… haría de esa especie casi en muda o extinción llamada reporterus cubensis?

Ricardo Ronquillo: «En estos días hemos vivido momentos muy emotivos. Hicimos un acto para entregar la moneda 60 Aniversario de la UPEC aquí en la sede central, y la cantidad de personas asistentes nos desbordó.

«Me resultó profundamente emotivo ver llegar a la sede de la UPEC a una colega ciega y a otra enferma de cáncer con tratamientos para enfrentar la enfermedad que vinieron a recoger sus monedas y a personas que casi ya no tienen fuerzas para caminar y tienen que apoyarse en un bastón, y que han construido una historia personal sin la cual no se puede narrar la historia del periodismo cubano y de la Revolución cubana

«El mapa más hermoso es el mapa sentimental y ético de los periodistas cubanos; es sorprendente su calidad humana y moral. Nuestro gremio acumula eso a lo que José Ingenieros describió como fuerzas morales. Hay muchas fuerzas morales ahí al interior de ese gremio que les ha hecho soportar todo: la escasez, la falta de tecnología, de transporte, porque además ha tenido una conciencia política de por qué está enfrentando esa enorme cantidad de sacrificios; no está pensando en él mismo, está pensando en la suerte del país.

Encuentro en la UPEC con fundadores y antiguos dirigentes de la organización, el 12 de julio reciente. Foto: Roberto Chile

«Ese gremio es consciente de la herencia que viene del Padre Varela, que no muere rico en Estados Unidos; viene de José Martí, quien andaba con huecos en los zapatos y un único traje y a sabemos cómo muere; viene de Pablo de la Torriente, de Juan Gualberto Gómez. Ese es nuestro mapa real y sentimental».

Cubaperiodistas: En ese panorama no puede dejar de advertirse una fuga de cerebros en el brinco de la academia a los medios que, sumada al envejecimiento en el sector, tensa no solo las plantillas, sino la propia producción de contenidos. ¿No cree que estén en riesgo, a la vez, el huevo y la gallina?

Ricardo Ronquillo: «Es cierto que uno de los graves problemas que enfrentamos es el del déficit de fuerza profesional; por eso somos tan apasionados en la idea de transformar el modelo de prensa. No se puede pensar en un funcionamiento adecuado del sistema de prensa si no pensamos en una transformación de ese modelo; por eso nos parece que, cuando se habla de lo que implica la Ley de Comunicación le damos tanta importancia al cambio integral del modelo de prensa.

«Tenemos problemas muy graves y muy integrales, por eso hablamos de una crisis estructural del modelo de comunicación. Si no resolvemos la crisis estructural, no vamos a resolver los problemas de los medios, que incluyen el déficit de la fuerza profesional.

«También tenemos problemas en la proyección y formación de los recursos humanos que necesita el sector, que no son sólo periodistas: ya el periodista no es el Llanero Solitario; ahora se necesitan diseñadores gráficos, analistas de información, especialistas de sonido. Si queremos ser eficaces, no podemos tener solo la visión de un sistema que dependía básicamente del periodista o de determinados cargos técnicos dentro de las redacciones; necesitamos resolver integralmente todos esos problemas.

«Nuestras escuelas de periodismo no pueden pensar sólo en maestrías para los periodistas, tienen que pensar espacios de formación para periodistas, diseñadores, fotógrafos, analistas de información, gestores de software y eso forma parte del cambio cultural.

Con Pascual Serrano y estudiantes de Fcom. Foto: Nosdiel Bello Montaner/Cubaperiodistas.

«Es lógico que algunos jóvenes que salen de nuestras universidades no se sientan atraídos por el sistema de medios públicos, porque estamos viviendo una crisis estructural. Para hacer que el sistema de prensa sea atractivo necesitamos eliminar esos problemas estructurales.

«Deberíamos tener propuestas también de becas que establezcan relaciones entre las universidades cubanas y otras del mundo para enviar a nuestros jóvenes y a los periodistas en general, a hacer doctorados, maestrías, cursos de postgrados… en otras universidades del mundo, para que se apropien de las mejores experiencias y puedan traerlas a nuestras universidades».

Cubaperiodistas: Este aniversario «cerrado» de la UPEC (cumple ahora 60 años) parece de los más abiertos —en ambiciones, sueños, proyectos…— que puedan encararse. ¿Cómo lo ve usted?

Ricardo Ronquillo: «Bueno, la gran pregunta es cómo llegar a tener sesenta años y seguir siendo joven, que de alguna manera se conecta con la pregunta que me hicieron anteriormente, o sea, sesenta años puede ser una edad en la que se es muy joven y una edad en la que se puede morir de vejez.

«No nos olvidemos que el socialismo, que parecía irreversible en la Unión Soviética, murió con poco más de 70 años, pero ya desde los sesenta estaba dando señales de envejecimiento. Cuando diseñábamos cómo celebrar los sesenta años de la UPEC, de alguna manera estábamos pensando en cómo darle juventud, futuridad, cómo darle aliento y una nueva vida».

Cubaperiodistas: Sus lectores, compañeros y amigos sabemos que usted es un hombre crítico en los artículos y en la vida. Mirando este período de trabajo en la UPEC, ¿dónde siente que la organización quedó a deber y dónde, que avanzó más?

Ricardo Ronquillo: «Soy de la opinión de que no sólo la UPEC sino todas las organizaciones cubanas estamos en deuda. Tenemos que ser conscientes de que, como tanto ha fundamentado Rafael Correa, el líder de la Revolución Ciudadana, no estamos viviendo una época de cambios, estamos viviendo un cambio de época, y las organizaciones nacidas de la Revolución tienen que captar las señales del cambio de época.

«Una de las primeras preguntas que nos hicimos, y está en el sistema de trabajo por proyectos que se estableció la organización después del X Congreso, era ¿qué tipo de organización necesitábamos en el complejo escenario del siglo XXI? y a algunas de esas preguntas que nos hicimos a partir de ese proyecto les hemos ido dando respuestas, pero no todavía las respuestas acabadas, seríamos demasiado ingenuos, incluso irresponsables, si consideráramos que tenemos la organización profesional y social ideal para el complejo escenario del siglo XXI.

«Tenemos muchas tareas pendientes en lo organizacional, en el vínculo de la dirección de la organización con las bases, en lo innovativo no sólo en el campo de la introducción de tecnologías modernas, sino en el ejercicio de la relación de la organización con sus bases.

«También aspiramos a una organización que tenga un modelo económico que dependa menos del presupuesto estatal; de ahí que debamos aprovechar las ventajas de la economía del conocimiento para buscarle un espacio de sostenibilidad económica a la organización, y es posible hacerlo, por supuesto que lleva un gran esfuerzo intelectual, de cambio de mentalidad dentro de nuestra organización, dentro de los que la dirigimos y los que dirigen sus aparatos económicos.

«Tenemos la responsabilidad social, política, y moral de reconfigurarnos y readaptarnos a las condiciones de una sociedad en red».

Cubaperiodistas: ¿Y los avances, dónde los ubicaría?

Ricardo Ronquillo: «Cuando llegamos a la organización no existía un desarrollo en el ámbito digital como el que hoy tenemos. En medio de la crisis enorme que vivió Cuba, incluyendo la crisis de aislamiento con la pandemia, pudimos hacer el I Festival Nacional de la Prensa porque se comprendió dentro de los proyectos para responder a qué organización debíamos tener en el siglo xxi que había que invertir en las infraestructuras tecnológicas y se pudo desarrollar una infraestructura que hoy permite comunicarnos desde la sede central con todas las Casas de la Prensa y medios de comunicación del país.

El sistema de videoconferencias de la UPEC permite la conexión de la sede central con representantes y afiliados en las provincias. Foto: Heriberto González/ Cubaperiodistas

«En este período, por ejemplo, tratando también de impulsar la transformación del modelo de prensa, y aprovechando las experiencias anteriores que había tenido la UPEC como el Festival Nacional de la Prensa Escrita, rediseñamos ese Festival convirtiéndolo en el Festival Nacional de la Prensa, y por primera vez en la historia de la organización estamos entregando el Premio a la Innovación en el sistema de prensa del país, todos los años.

«Ahora estamos trabajando en qué UPEC necesitamos después del XI Congreso, lo cual debe responder a esa pregunta que nos hicimos después del X Congreso: ¿qué tipo de organización profesional y social necesitamos los periodistas cubanos en este siglo?».

Cubaperiodistas: Entonces, 30 años después de graduarse en la Universidad de Oriente y con un mandato cumplido como presidente nacional, ¿con qué idea de la prensa, los periodistas y la UPEC aspira a que entren y salgan de las facultades de comunicación los nuevos estudiantes? ¿Qué les espera y qué esperar de ellos?

Ricardo Ronquillo: «Con un modelo de prensa transformado como el que estamos pensando, capaz de superar todos los problemas estructurales que ha tenido el sistema de prensa de la Revolución, y que han condicionado que no pocas veces esos jóvenes se distancien de ese modelo de prensa.

«Debemos imprimirle al sistema de prensa esa modulación un poco utópica, que los jóvenes sientan que pueden cumplir su sueño profesional, que no se produzca una distancia entre el modelo de prensa que se les enseña en las universidades y el modelo de prensa al que se tienen que deben enfrentarse después en el sistema de medios públicos.

Estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Foto: Ernesto Arturovich

«Tenemos que acortar la distancia entre los sueños que les creamos, les alimentamos a los jóvenes, y la sociedad real a la que se tienen que enfrentar posteriormente, y eso hay que trasladarlo también al sistema de prensa, no podemos inculcarles a los jóvenes en las universidades un modelo de prensa que después no se pueda concretar en su vida como profesionales, tiene que haber una sintonía, tiene que haber una armonía entre el sueño y la forma en que se construye ese sueño en el sistema de prensa del país».

Tomado de Cubaperiodistas

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