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Indispensable baluarte de la lucha estudiantil

Del papel de la histórica Oclae en los nuevos escenarios de batallas dentro del continente y de sus desafíos inmediatos, conversó con Juventud Rebelde su presidente, Miguel Ángel Machado Rojas

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

Entre tantas muestras fraternales recibidas durante el más reciente Festival Mundial de la Juventud, realizado en Rusia, que no reparaban en fronteras ni barreras idiomáticas, recuerdo con cariño cuando en medio de la vorágine de ese evento nos abordó un joven panameño para agradecer la invariable solidaridad de Cuba y de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (Oclae) con las luchas estudiantiles de su país.

Cada mirada de admiración tiene su fundamento en la raíz histórica de lo que hemos sido hasta hoy como nación y en los proyectos integracionistas que se han impulsado desde enero de 1959. Es una idea que sostiene también Miguel Ángel Machado Rojas, quien a nombre de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), preside la Oclae.

Él ha podido vivir de cerca esas escenas de respeto, admiración internacional y liderazgo que se granjea la plataforma estudiantil nacida en Cuba, por iniciativa del Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz, el 11 de agosto de 1966, que hoy constituye un importante mecanismo de articulación de los universitarios y jóvenes secundaristas.

Acerca del papel de la organización y sus desafíos para seguir encabezando la transformación de la sociedad por la soberanía e independencia de nuestros pueblos, por la igualdad y libertad plenas, así como las luchas estudiantiles en la actualidad, Juventud Rebelde conversó con el también estudiante de 5to. año de Medicina, quien lleva poco más de un año al frente de la Oclae.

Recapitulación

Desde sus inicios, este mecanismo fue capaz de aglutinar un frente antimperialista y solidario, así como guiar la lucha estudiantil en defensa de la educación pública, gratuita y de calidad. Este resultó un paso decisivo y marcó su devenir. En opinión de Machado Rojas, fue además un anhelo del líder histórico de la Revolución Cubana.

El impulso solidario de la Oclae traspasó las causas estudiantiles desde el mismo comienzo y tomó posturas de apoyo, por ejemplo, durante la lucha antisegregación o al pueblo vietnamita cuando libraba la cruenta guerra contra Estados Unidos. Fue allí donde murió el conocido líder estudiantil puertorriqueño, «Fefel» Varona, considerado como el mártir de la Oclae.

De la rica tradición de la organización resalta, sobre todo, la formación de destacados líderes continentales. Uno de ellos —apunta Miguel— es el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que participó en el cónclave fundacional en La Habana en 1966, cuando formaba parte del movimiento estudiantil nicaragüense.

En la actualidad, integran este mecanismo 38 federaciones estudiantiles universitarias o secundaristas, cada una con sus particularidades. Están representadas Centroamérica, México, parte de la región del Caribe, la andina y del cono sur.

En el caso de Norteamérica, existe una organización que se incorporó con estatus de amigo durante el último de nuestros congresos, celebrado en Caracas, Venezuela. Aunque tampoco es miembro pleno, la Unión de Estudiantes del Sahara Occidental participa hoy en calidad de invitada a los congresos porque se identifica con nuestros principios, comenta.

Principales misiones

En la actualidad América Latina se distingue entre las regiones con más altas estadísticas mercantiles a servicios fundamentales e indispensables, por ser la región de mayor incidencia de la privatización educativa. Según Machado Rojas, ello significa que la lucha por el derecho al acceso a la educación pública, gratuita y de calidad en el continente continúa siendo invariable.

Lamentablemente —aclara Miguel— la propia inestabilidad política de los Gobiernos en la región complejiza avanzar con mayor profundidad en concretar los objetivos fundamentales de la organización. Más allá de la esencia por la educación gratuita, defendemos y apoyamos las luchas justas de cada uno de los países y de los movimientos sociales. En varias ocasiones —recuerda— ha sido el movimiento estudiantil el portador de las banderas legítimas de los reclamos populares.

En Panamá, por ejemplo, las organizaciones estudiantiles fueron durante el año pasado las principales movilizadoras, junto a los sectores sindicales y campesinos, en contra de una ley de contrato minero que ambicionaba ampliar la explotación minera capitalista en detrimento de los intereses y las necesidades del pueblo.

Pero en Brasil, nación donde se concentra el mayor número de jóvenes universitarios y secundaristas afiliados a nosotros —dice—, prácticamente fueron los estudiantes quienes tomaron las avenidas para enfrentar al expresidente Jair Bolsonaro y la persecución político-judicial contra el presidente Lula da Silva.

Si algo ha caracterizado a las organizaciones y federaciones de la Oclae es que en el momento que haya que activar una movilización por cualquier situación específica, rápidamente se realiza, tanto de forma presencial como en el escenario de las redes sociales, enfatiza.

Lo cierto es que hoy ni los escenarios ni el mundo se parecen al de hace cinco años atrás. Y Machado Rojas insiste en la idea de una «reconfiguración de la Oclae, para adaptarse a lidiar dentro de las nuevas dinámicas del planeta. Actualmente la organización ve en el campo digital una trinchera indispensable de lucha», reconoce.

Nuevos tiempos, nuevos desafíos

Durante la etapa de pandemia, que se extendió por aproximadamente dos años, la virtualidad resultó nuestro principal bastión para el combate, asevera. Por eso nos encontramos ahora en pleno proceso de transformación y modificación de las formas de acompañamiento a las federaciones y movimientos secundaristas.

La virtualidad es un arma importante en el campo de la articulación, en particular en lo que se refiere a la educación
virtual, explica Machado Rojas, quien agrega que ya la Oclae ha lanzado una alerta, pues ella por sí sola no es la salida para lograr un acceso justo e igualitario a la docencia.

Valora que las condiciones tecnológicas y la desigual distribución de ingresos en América Latina no permiten una soberanía total para ello. «Hasta cierto punto —aclara— dependemos de las grandes corporaciones. Existe una brecha entre quienes pueden tener el acceso a los recursos tecnológicos y otros que sencillamente no podrán».

La Oclae ha podido presentar estas ideas en distintos foros internacionales. Por tanto su Presidente cree importante que la organización gane en protagonismo en espacios multilaterales como las Naciones Unidas, o la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), de la cual forma parte y tiene categoría operacional. En el caso del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, tenemos estatus consultivo, y en el actual año apostamos por actualizarlos, señala Machado Rojas.

Que la Oclae esté dentro de esos espacios permite una legitimidad regional para poder presentar en los foros más importantes tanto informes, investigaciones, como la propia dinámica del movimiento estudiantil. Es allí —cataloga— donde nos encontramos con los máximos representantes gubernamentales e instituciones políticas.

Miradas a corto plazo

Para la Oclae continúa siendo un desafío acercarse a los países que aún no están dentro de la organización. En tal sentido —precisa Miguel—, no solo se trata de atraerlos hasta nosotros, sino de conocer de primera mano sus luchas, cómo piensan, o si conocen de nuestra articulación.

Una deuda importante actualmente es la no representación de los países caribeños anglófonos, expresa. Y debemos tratar que estas naciones o parte de ellas, vuelvan con nosotros, pues en otros momentos su presencia tuvo gran trascendencia y valor.

Generar una conciencia política que en algunos lugares se está desvirtuando debido al avance de fenómenos políticamente hostiles desde las redes sociales, resulta uno de los mayores retos. Otro tema preocupante es que algunas federaciones miembros no están fortalecidas porque viven procesos complejos dentro de sus naciones.

Por tal motivo uno de los objetivos fundamentales va encaminado a ampliar el uso de las redes sociales para exponer y proponer nuestras verdades, aquellas que hemos defendido siempre. Así nos enseñó Fidel —resalta Machado Rojas— y hoy las batallas de ideas tienen que guiar las luchas estudiantiles de nuestro continente.

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