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La furia de los tres jinetes

En un panorama como el diálogo venezolano en Oslo los trascendidos indiscretos podrían estropearlo todo, pero Estados Unidos parece un molesto tercer actor

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Del diálogo venezolano en Oslo ha trascendido poco hasta ahora, y no debe asombrar. Se entiende que sea un trámite difícil la empresa de hallar consensos cuando uno de los contendientes (en este caso, el sector opositor que felizmente asiste) ha pretendido hasta hoy la anulación del contrario. Y esto, en medio de un contexto enrarecido por la mano de un tercer actor…, aunque muchos piensan que EE. UU. no es un advenedizo ni un tercero, sino quien protagoniza.

En un panorama así, los trascendidos indiscretos podrían estropearlo todo. Y todo, se dijo desde el principio, puede estar sobre el tablero.

Pero si algo invita a pensar que los encuentros no van tan mal —o que, al menos, todavía van, lo cual resulta bastante para una derecha hasta ahora inclinada a la violencia— es el llamado que tres solitarios representantes (uno de ellos «en el exilio») de otros grupos derechistas han hecho a sus colegas en Noruega para que no conversen.

La exhortación aparece en una carta pública que firma la experimentada azuzadora de jóvenes María Corina Machado, envuelta en las denominadas marchas de «los de las manitas blancas», como se conoció a las manifestaciones que en 2007-2008 protagonizaron estudiantes de las universidades privadas, usados por los dirigentes derechistas como carne de cañón contra la legítima aspiración a relegirse de Hugo Chávez.

Firman el llamado también Diego Arria, un exdiplomático que nunca fue mucho y ahora es menos, de paseo al parecer, precisamente estos días, por la capital noruega, y el adeco Antonio Ledezma, un personaje que fue alcalde mayor de Caracas, apresado y procesado en 2015 por fraguar, justamente con María Corina, entre otros, un golpe de Estado, y quien una vez liberado tomó las de Villadiego hacia España. Desde allí, habla.

Aun tratándolo de Ud. y de «legítimo Presidente», María Corina, Arria y Ledezma le han exigido a Juan Guaidó mediante la carta, que «cancele y cierre de manera definitiva, sin dejar espacios para las suspicacias, esta negociación opaca y dañina».

La orden es terminante y si no fuera porque no se sabe hoy quiénes respaldan a esos tres jinetes, seguro que Guaidó temblaría.  

El mensaje forma un verdadero fanguero sobre el terreno empapado por las muy divulgadas declaraciones del secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, quien movió los cimientos de la derecha venezolana al quejarse de las muchas cabezas de esa hidra, y de lo difícil que es lidiar con ellos.

Fue una filtración dada a conocer por The Washington Post definitivamente fatal. O, tal vez, una jugada bien pensada.

Tras ello, hasta el nombrado asesor para Venezuela, Elliot Abrams, se pronunció a favor del diálogo, al sugerir que los chavistas retornaran a la Asamblea Nacional (está en manos de la oposición desde 2015 y en desacato), y procurara acuerdo con la derecha para nuevas elecciones presidenciales. Si bien dichos comicios «no tocan ahora», la actitud resulta bien distinta a la mantenida por Washington hasta ahora.  

Analistas como los del sitio web Misión Verdad estimaron que la filtración podría resultar un pívot de Washington para desmarcarse de Guaidó, cuya selección como «líder» para representar y unir a la oposición golpista ha resultado un fracaso. Ya lo hemos dicho y cada día lo vemos: el «interino» no ha logrado ni el levantamiento popular, ni la insubordinación militar, ni el apabullante respaldo exterior que los tres jinetes insisten ahora que él busque.      

Como era de esperar, la misiva tiene aún muchos puntos de contacto con el discurso de Washington, en medio de las actuales diferencias; por eso no faltan, en un lenguaje irrespetuoso, mendaz y de contra, arcaico, las menciones al «G2 cubano» y a «la habilidad propagandística de los rusos y los cubanos»…

Pero no es eso lo que nos atañe ahora, si bien las falsas acusaciones sobre la injerencia cubana en los asuntos venezolanos ha sido la más reciente excusa de Donald Trump para recrudecer el bloqueo a la Isla...

El esquema «ordenado» por María Corina, Ledezma y Arria es la salida de Maduro primero y, después, elecciones «libres».

No hay todavía indicios, sin embargo, de que un ejecutivo que se acaba de relegir hace poco más de un año con el 67 por ciento de los votos, vaya a acceder al adelanto de comicios presidenciales que no tocan hasta 2022.

En declaraciones a la prensa al término de una reciente visita a Cuba, el vicepresidente del PSUV y titular de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, lo recordaba.

Corresponde celebrar, por el contrario, las legislativas, fijadas para el año que viene, donde los chavistas están llamados a darse la mayoría en el Parlamento, y que no se reedite la Asamblea Nacional vendepatria que emergió de los últimos comicios legislativos.

Será un reto que los amantes de la paz en Venezuela deberán afrontar y librar, frente a esa oposición derechista atomizada, sin líderes reales, y plagada de politiqueros con aspiraciones de poder muy personales de que se quejó Pompeo.

Eso es lo que la carta de marras vuelve a mostrar.

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