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PUERTO PRÍNCIPE, abril 17.— El proceso para la denominada transición en Haití avanzó, pero su concreción está en punto muerto, pues los miembros del Consejo que deben protagonizar el nombramiento de nuevas autoridades que llamen a elecciones fue realizado el martes, pero no se ha determinado cuándo asumen.
La designación de los integrantes del Consejo de Transición acordado en conversaciones bajo los auspicios de la Caricom y con la presencia de Estados Unidos y Canadá se dilató más de lo esperado cuando las autoridades vigentes, pertenecientes al gabinete del dimitente primer ministro Ariel Henry, anteponían objeciones que los partidos y movimientos haitianos participantes en el proceso denunciaron como «mala fe» para prolongar la situación, que
desembocará en la oficialización de la renuncia del alto funcionario.
Las organizaciones que forman el Consejo se declararon «profundamente conmocionadas» por un decreto publicado el día 12 por el Gobierno de Henry que, según denunciaron, introducía cambios que socavaban el acuerdo alcanzado en el marco de la Caricom.
Finalmente, los movimientos y partidos representados en el Consejo fueron dados a conocer el martes y son nueve, incluyendo al sector empresarial privado; dos de ellos, representantes de la sociedad civil, no tendrán derecho a voto.
En sus manos estaría la conducción del país en un plazo que vence el 7 de febrero de 2026, cuando ya deberán haberse realizado elecciones que no se celebran desde el año 2016.
Una de las primeras decisiones de los miembros del órgano será dar a conocer el acuerdo político firmado entre las partes interesadas y el decreto que el Consejo de Ministros se había negado a publicar, puntualizó el rotativo Le Nouvelliste citado por PL.
El toque de queda decretado frente a la violencia de las bandas armadas y que fue prolongado hace siete días venció este miércoles, sin que haya hasta ahora indicios acerca de si será prorrogado otra vez, pues la violencia no ha cesado.
Un informe reciente de la ONG Red Nacional de Defensa de Derechos Humanos afirmó hace unos días que al menos 208 personas murieron como resultado del accionar de las bandas entre enero y marzo, razón por la cual consideró «catastrófica» la situación de los derechos humanos.
Además, con la violencia y el desplazamiento obligado de decenas de miles de personas que huyen del accionar de los grupos armados, ha llegado el riesgo de hambruna a un país caracterizado, además, por la pobreza.
El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas alertó recientemente que «Haití se encuentra al borde de una devastadora crisis, con 1,4 millones de personas a un paso de la hambruna y el riesgo de que las operaciones humanitarias se paralicen, ya que la inseguridad rampante limita el acceso a las comunidades y la financiación de los donantes se agota».
Los puertos y el aeropuerto de la capital permanecen cerrados.
Tampoco se ha conocido hasta ahora la actitud de las bandas armadas frente al nombramiento del Consejo, que ocurre luego de que el líder de uno de los principales grupos, el expolicía Jimmy Chérizier alias Barbecue, exigiera el día 30 del mes pasado un plan detallado para su país y pidiera ser escuchado, en una entrevista durante la cual también afirmó que debían tener un asiento en el Consejo.
Se afirma que el grupo de Chérizier, donde convergen dos bandas, tiene el 80 por ciento del territorio de la capital bajo su control.
