Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Memorias, compras y la COVID

Autor:

JAPE

Mi amigo Floro ha escrito y en sus líneas iniciales me confiesa que su esposa y sus hijos, Florita y Froilán, hace más de 14 días no están con él, en su casa. Pensé preocupado que habían sido recluidos en alguno de nuestros centros médicos como sospechosos, o lo que es peor aún, detectados como portadores de la Covid-19.

Por suerte mi querido cofrade aclara en el siguiente párrafo que no es nada relacionado con el ataque viral que todos conocemos, sino por un problema de mala sincronización de la memoria en tiempos de confinamiento y pandemia:

«Amigo JAPE, tras un par de meses de estar en casa, junto a la familia, compartiendo hora tras hora de la compañía de mi esposa como nunca antes, hubo una tarde en que llovía y el tedio se apoderó de nosotros. Aprovechando que la prole yacía en profundo sueño tras opíparo almuerzo, nos animamos a hacer el amor y logramos un hermoso coito, que no ocurría desde el ciclón Ernesto, en que estuvimos una semana sin luz, y quedamos atrapados por un derrumbe parcial.

«El «posexceso sexual» hubiera sido especial si no fuera porque ya no teníamos temas de última hora que abordar y comenzamos a recordar cuando nos conocimos. Aquellos primeros años de relación antes de la boda (lamentablemente no pude ausentarme) y el nacimiento de nuestra primogénita. Comenzamos a hablar de los amores que tuvimos antes de vernos por primera vez y todas las propuestas tentadoras que desechamos para finalmente consumir esta unión que suma varios lustros.

Ella mencionó algunos nombres de jóvenes que la cortejaron (que, dicho sea de paso, eran más de los que sospechaba) y yo, un poco herido, y tratando de superar la cifra de rivales, comencé a mencionar nombres femeninos, y aproximadas fechas y lugares en que se produjo el «romance», para hacer más auténtica mi desmedida popularidad de galán irresistible.  Hubo un momento en que ella se quedó pensativa mientras yo seguía sumando a mi abultada lista. De repente me pidió que repitiera un nombre y una fecha, que no sé por qué matemática razón coincidía con una época en la que ya manteníamos relación y la susodicha mujer visitaba la casa vecina.

«Hasta ahí llegó la paz y el buen humor que produce un singular apareamiento. En menos de diez minutos había recogido sus pertenecías elementales, despertado a Florita y Froilán y, nasobuco mediante, partió hacia casa de su madre, y se llevó consigo la única compra de víveres que había logrado hacer por internet. Concluyo estas líneas mientras hago una larga cola tras un camión que oferta mermelada de guayaba, cerveza Cristal y paquetes de perritos. ¿Qué me aconseja, amigo JAPE?».

Lo primero que te aconsejo es que atiendas a la cola porque a pesar de lo incongruente de la oferta, te puedes quedar sin nada. Recuerda que los coleros sí saben cómo redistribuir cualquier mercancía. Cuando llegues a casa trata de reelaborar minuciosamente el cronograma de romances acontecidos de manera tal que ninguno coincida con la fecha en que ya mantenían relación. Preséntate, nasobuco mediante, en casa de la suegra con esta nueva lista y todo el perro, mermelada y cerveza que puedas conseguir. No te preocupes, si ella tiene en mente darte una oportunidad, no prestará mucha atención a tu nueva lista y sí a tu nueva compra. A fin de cuentas, aguas pasadas no mueven molino… y un módulo que incluye cerveza Cristal, bien vale una misa o un perdón. Te deseo mucha suerte y para la próxima recuerda que en tiempos de pandemia no se debe descuidar la memoria, ni las precauciones: ¡Recupera tu familia y quédate en casa!

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