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Mientras más cerca, más lejos…

El cáncer de próstata provocó la muerte a 2 509 hombres cubanos el año pasado. De acudir pronto a consulta, la mitad de ellos estarían vivos y saludables, dada la gran diversidad de tratamientos disponibles para atender esta enfermedad

Autores:

Mileyda Menéndez Dávila
Iris Armas

«El cáncer de próstata es un problema de salud para las mujeres», dijo un médico cubano a una colega de la prensa en el marco del XII Congreso Centroamericano y del Caribe de Urología, concluido ayer en esta capital

Ella dejó de escribir y lo miró asombrada: «Perdón, doctor, usted quiso decir para los hombres ¿verdad?», preguntó con pena, pero el especialista sonrió satisfecho del impacto logrado y amplió su punto de vista: «Es un grave problema para las mujeres porque son quienes sufren el estrés de cuidar al esposo enfermo, comparten su disfunción sexual, su depresión, y luego muchas quedan viudas a corto plazo. ¡Y todo porque los hombres huyen al urólogo!».

Tal «dejadez» —que responde a una lógica cultural centenaria muy cuestionable en tanto involucra la salud del individuo—costó la vida de 2 509 hombres cubanos el año pasado, la mayoría con más de 50 años de edad, pero también algunos jóvenes.

De acudir pronto a consulta, la mitad de ellos estarían vivos y saludables, dada la gran diversidad de tratamientos disponibles para atender esta enfermedad: cirugía abierta y laparoscópica, braquiterapia, quimioterapia… Cuanto más rápido se ataja, más favorable es el pronóstico.

En la población mundial masculina, los tumores de próstata ocupan el segundo lugar en incidencia de cáncer (11,7 por ciento) y como causa de muerte (5,8), antecedidos solo por los tumores en el pulmón. En Cuba el comportamiento es similar, pero con cifras mucho mayores: 26,6 por ciento de incidencia y 20,8 de mortalidad, lo cual se traduce en que nueve de cada diez pacientes mueren, algunos tras varios años de capacidad física disminuida.

Según la doctora Teresa Romero, directora de la Unidad Nacional de Control del Cáncer, eso refleja que la tendencia de «dejarlo para después» no ha cambiado en años, a pesar de los esfuerzos del sistema de Salud y los medios de comunicación por cambiar esa conducta.

La doctora Romero llama también la atención sobre la diferencia entre regiones: mientras en Villa Clara muchos pacientes rebasan felizmente los cinco años de tratamiento, en la zona oriental se dan más casos y hay menos sobrevida. ¿Fatalismo geográfico o mayor apego a hábitos machistas que atentan contra la salud?

Años atrás en el país no existía tanta claridad acerca de la dimensión que alcanzaría el cáncer, no solo como causa de muerte sino también de invalidez permanente o temporal.

Pero conocer un problema es parte esencial de su solución, así que la doctora Romero se declara optimista frente a los retos de su institución, a pesar de que no todo esté resuelto ni todos los territorios tengan el mismo desarrollo científico y asistencial.

La Unidad cuenta con un Observatorio Nacional que conecta las provincias y ayuda a multiplicar experiencias casi en tiempo real. Además han formado más especialistas, se equiparon nuevos laboratorios y trabajan de conjunto con los polos científicos para ofrecer nuevos medios diagnósticos y vacunas terapéuticas.

Morosidad vs. Vida

La mayoría de los factores de riesgo asociados al cáncer de próstata son controlables: tabaquismo, sedentarismo, alimentación inadecuada, ropa interior inapropiada... La edad cronológica es un riesgo a no desdeñar en un país cuya población camina al envejecimiento aceleradamente.

Cuando los años se acumulan o aparecen los primeros síntomas de alerta urológica, la filosofía del criollo es demorar la visita al médico lo más que pueda, no solo para eludir el controvertido tacto rectal, sino también por el estereotipo de que la operación (prostatectomía) va a dejarlos vivos, pero «impotentes».

En ese aspecto, tanto la enfermedad como su tratamiento dejan secuelas que el paciente debe valorar cuidadosamente con su especialista. Además de la disfunción eréctil puede haber eyaculación dolorosa o falta de ella, pérdida urinaria durante el orgasmo y acortamiento o curvatura peniana, explicaron el argentino Adrián Momesso y el brasileño Joao Afif, presidente y tesorero de la Sociedad Latinoamericana de Medicina Sexual, respectivamente.

Cuanto más avanzado el tumor, más posibilidades hay de pagar un alto precio, afirman ambos, pero muchos hombres se recuperan en función de su edad, niveles hormonales, otras enfermedades crónicas, hábitos de vida y grado de actividad sexual preoperatorio. Además, para quienes lo requieran existen otras soluciones —también disponibles en Cuba—, como las prótesis penianas y las llamadas píldoras «milagrosas».

La pareja es, entonces, pieza clave en la forma de enfrentar este asunto, teniendo en cuenta que prejuicios y estereotipos se erigen muchas veces en aliados del cáncer. Cualquiera que sea la orientación sexual del implicado y su rol tradicional en el coito, deberá entender que su rendimiento y placer no serán los mismos si está enfermo, por lo que su dolencia es un problema de dos, y su tratamiento deben encararlo con la misma seriedad con que se programan otros aspectos materiales o espirituales en el proyecto de vida en común.

PSA para ayudar al diagnóstico clínico

El Antígeno Prostático de Superficie (PSA) ayuda a la detección temprana del cáncer de próstata desde la atención primaria de salud, dijo el doctor José Luis Fernández Yero, director del Centro de Inmunoensayo, donde se produce este novedoso método diagnóstico que contribuye, a partir de una muestra de sangre del paciente, a precisar el estado de su enfermedad antes y después de recibir tratamiento.

Lo ideal es que todo hombre mayor de 50 años se someta periódicamente a la prueba, y también aquellos que presentan síntomas urológicos preocupantes, pues cuanto antes se diagnostique el tumor hay más posibilidades de reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida del paciente.

La prevalencia mundial de esta enfermedad es de un uno por ciento de la población. Cuba trabaja en la implementación de un pesquisaje masivo enfocado al cáncer prostático, y otras afecciones benignas como el infarto prostático, la prostatitis, y la hiperplasia próstatica.


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