LA victoria del partido del Kumintang en Taiwán en mayo de 2008, tras ocho años de gobiernos pro-independentistas, ha posibilitado un acercamiento entre la República Popular China y esa otra parte de su territorio. Las señales positivas de los últimos meses evidencian la buena marcha de un proceso que potencia la estabilidad a ambos lados del Estrecho, aunque ello incomode a quienes ven en peligro ciertos privilegios.
El ómnibus 992 salió en hora: 12:25 p.m. Un poco más tarde, después del despacho en la Terminal de La Coubre, el carro dejó a un lado el tráfico incesante de La Habana y enfiló por la Autopista Nacional con destino a Ciego de Ávila. Era el 26 de octubre.
En norma criolla, dicen que el hombre es tan feo como tan franco. ¡Y vaya si es franco!, pues evita fórmulas tan corteses como insípidas. Va al directo: «No quiero diálogo, sino confrontación en el Parlamento». ¡Ya era hora!
En el tenderete global que es este mundo, se está cotizando ferozmente una mercancía insólita y muy gananciosa, que no requiere apenas gastos de producción: la mentira.
La pregunta que encabeza estas líneas la formuló un amigo en tono de broma hace ya varios días como espuela a una conversación nostálgica sobre otros tiempos, aquellos en los que no solo había esos dulces «rústicos» pero gustados.
Una y otra vez la inconfundible resonancia de la tosedera, que estremece en las circunstancias actuales, se hace sentir dentro del ómnibus. Los que están alejados de los pasajeros afectados, ladean discretamente la cabeza para identificar a quienes tosen y ver cómo lo hacen.
Recientemente, el presidente norteamericano Barack Obama anunció lo que su administración llama una «nueva estrategia» para Sudán encaminada, supuestamente, a acabar de resolver el conflicto en Darfur, región occidental de ese Estado africano rico en petróleo donde, desde 2003, grupos rebeldes enfrentan al Gobierno de Jartum, acusándolo de marginarlos en el disfrute de las grandes riquezas, principalmente petroleras, que tiene ese territorio.
A veces tengo alguna ventaja sobre ciertos lectores: escribo hoy y también escribí ayer, es decir, desde hace 40 años. Cierto lector lee hoy y tal vez no haya leído ayer por diversas razones, entre ellas la edad. Y me refiero a este supuesto, porque a mi nota sobre el paternalismo, dos viernes atrás, le añadieron este comentario: «ahora todo parece estar muy claro, pero debemos recordar que el paternalismo existente en Cuba se creó en nombre del Socialismo y lo que ahora es una “distorsión”, hasta ayer fue una conquista, un logro».
Dos escenas reales, en un medio de transportación pública, escuchadas con asombro por estos días, me dejaron sin resuello.
¿Qué pasa, mi hermano? No te dejes caer, parece decir desde una foto sepia de aquellos días triunfales, mascando el tabaco a sonrisa pura, sombrero, barba y melena montaraces.