Una buena parte de lo que soy se lo debo a mis profesores del preuniversitario «en la calle» Luis Urquiza Jorge. Por su estructura Girón, parecía igual a muchos en la Isla, pero estoy convencido de que era único, espectacular, un espacio que reunía a los mejores profesores del mundo; incansables creadores que todo el tiempo te convidaban a crecer, a soñar, a intentar remontarte a las estrellas.
«Y ¿qué le debe Colombia a los Estados Unidos para que el presidente le haga tantas concesiones?». Esa misma pregunta, que estampó en su blog del diario Tiempo una colombiana, podrían estársela haciendo ahora cualesquiera de sus paisanos, al conocer la letra del acuerdo finalmente publicitado por la Cancillería de Bogotá una vez que todo se ha consumado, y después de meses de secretismo que algunos políticos consideran «desproporcionado» cuando «se les da todo a los gringos».
Tres veces dijo «gracias» sobre el escenario. Con la misma franqueza y calor de su sonoridad deslumbrante. Y fue suficiente. Porque a los seres marcados por la inmensidad les basta un simple gesto para develar la fibra. Con toda Cuba en ella, Omara Portuondo nos llenó de orgullo mientras en los televisores de la Isla, esta semana, asomaba su imagen en un hotel de Las Vegas, Estados Unidos, durante el anuncio de que había ganado el premio Grammy Latino, en la categoría de mejor álbum tropical contemporáneo, correspondiente a la décima edición de ese certamen.
¿Qué es ser joven hoy en Cuba? ¿Cómo es nuestra juventud? Las preguntas se las traen, como para no responderlas de un plumazo. Con las etiquetas y calificativos a mano que siempre portan los cómodos de pensamiento, se corre el peligro de hacer generalizaciones.
El 18 de julio de 1917*, las siluetas audaces y escurridizas de varios hombres rasgaban a paso apresurado la negrura de la noche en los arrabales de la ciudad de Petrogrado, capital de Rusia y llamada Petersburgo hasta agosto de 1914. Uno de ellos, bajo de estatura pero fuerte de complexión, lleva peluca y en su cara la desnudez de la barba recién afeitada por la obligación de su seguridad personal. Es Vladimir Ilich Ulianov Lenin.
Sí, se busca un presidente, pero no hacen falta la lupa y la pipa. Los candidatos están ahí, a plena luz; solo hay que escoger. ¿Qué quieren presidir? La Unión Europea, o más exactamente, el Consejo Europeo. No es poca cosa, ¿no?
Añoranza por la conga sirvió de título a la canción más difundida por nuestros medios de radio y TV en el 2006. La agrupación santiaguera Sur Caribe derrochó creatividad musical y en un jugoso torrente de armonía unió tambores, violines, campana y trompeta china... Pero usted no leyó mal, solo que el título de esta colaboración aborda la añoranza por el número (3) y no por ese contagioso ritmo que hace bailar hasta «al que nació ayer».
Por un lado, los representantes de la derecha en el Congreso recortan el dinero para el gasto social que iba a proveer de mínimos beneficios a más de 60 000 familias paraguayas y, por el otro, políticos y empresarios de esa misma clase que por más de 60 años detentó el poder, han amenazado a Fernando Lugo con un juicio político.
Esta fabulosa anécdota la encontré en Internet. Retrata a aquellos maestros que no se conforman con transmitir conocimientos, sino que aspiran a algo superior: enseñar a pensar. La comparto hoy con los lectores convencido de que advertirán su gran agudeza.
Es una suerte de regla, o tal vez de vicio. Las naciones poderosas, esas que todo lo quieren regir, son las más fervientes devotas de la invocada práctica.