Cuando ante casi un centenar de personas dio la primera explicación del día, Sergio no podía imaginar que nuestras historias se cruzarían. Con menos de 24 horas en su nueva ubicación laboral todo parecía estar dispuesto para cumplir con la tarea: mejorar el servicio de la agencia de pasajes de Tulipán.
En los asuntos de esta vida —dicen los más viejos— hay que llevar dos jabas: una para ganar y otra para perder.
Más allá de los planes rotos, los topes rebasados y otros resultados, la ineficiencia y el uso no óptimo del tiempo laboral se instaló como un virus burlón en algún área maltrecha, difícil aunque no imposible de eliminar, del disco duro de empresas y centros productivos del país.
Hace casi 12 años nació en Villa Clara un proyecto que desde su propio «parto» anda instruyéndonos en el prodigioso valor de una sonrisa.
Las prisas de la vida moderna, la lucha por la supervivencia, la contaminación del planeta, las guerras, la crisis, son preocupaciones de nuestra raza, o de una parte de ella, en este siglo XXI. Claro, también es cierto que un reducido grupo solo se desvela por no poder cambiar el automóvil cinco veces al año, el celular dos veces al mes, o por los millones perdidos en la Bolsa gracias a la crisis (aunque no mucho, porque luego vino el gobierno y tiró un «salve»).
La pequeña pantalla difunde alguna que otra vez las dimensiones globales del asunto. Un anémico individuo penetra en un baño público, extrae una jeringuilla de uno de sus bolsillos, coloca una dosis de algo, empuja el émbolo, se pincha una vena y luego… ¡a soñar despierto! O si no el sujeto que lía y se lleva a los labios con mano temblorosa un tosco cigarrillo de papel. O el infeliz que aspira frenéticamente cierto polvo de color blanco, pero de entrañas negras...
He aquí una paradoja inquietante: en una sociedad que hace tanto por el hombre como la cubana, el ciudadano navega en desventaja de prerrogativas y mecanismos compensatorios y de resarcimiento, cuando enfrenta la intrincada madeja de irregularidades y desentendimientos burocráticos de instituciones públicas y administrativas.
Para no dejar de cumplir con un viejo ritual, Oscar Arias la emprende una vez más contra la Revolución Cubana. Es uno de sus viejos temas, producto de su recrudecido encono, contra uno de los procesos sociales más profundos y ejemplares de nuestro tiempo.
Yo no soy técnico de béisbol. No lo soy, repito, y a estas alturas ya no pretendo serlo, porque hace rato me arrimé a otra profesión.
La Unión Europea dio un nuevo espaldarazo a Marruecos cuando el pasado fin de semana se reunió con Rabat, en Granada —al sur de España, país que ocupa la presidencia de turno de los 27 países miembros— para evaluar sus nexos políticos y económicos. Es la primera vez que la UE invita a un país ajeno al bloque a una cumbre.