Tropezamos a menudo con la falta de respuestas o de explicaciones. Teléfonos que suenan, y ninguna voz levanta el auricular y dice: Oigo, en qué puedo servirlo. ¿No tendrán educación, habrán olvidado sus obligaciones? ¿Tendrán miedo de explicar, carecerán de argumentos? Bueno, a veces es lícito pensar que carecen de argumentos. O que no los saben utilizar. Sí. No se ofenda usted, recepcionista, o usted, funcionario o director por que los ciudadanos lleguen, y pregunten, y reclamen, o pidan, o duden. Usted, es decir, lo que usted representa, está ahí, en ese puesto, para resolver, explicar, esclarecer.
Al parecer, todo indica que va a morir. Ya sus más fieles practicantes no saben qué hacer para salvarlo. Ya casi no se mueve, no habla, no imagina.
Caminaba por una de las calles de Melbourne junto a su esposa. Quizás hacían planes o se dejaban llevar por la nostalgia por su tierra. No sé. De pronto aparecieron «cuatro varones», para más señas, pandilleros y racistas. Le rociaron gasolina a él, y le prendieron fuego. Los bandidos escaparon.
No siempre es cierto que si maúlla, anda por los tejados y le brillan los ojos en la oscuridad, es un gato. Existen ejemplos que demuestran lo contrario. La que fue compañera de boleta del republicano John McCain en las elecciones presidenciales de 2008, Sarah Palin, tiene vocecita de tonta, respuestas de idiota y sonrisitas estúpidas. Quizá se pueda afirmar que es una ignorante redomada, pero no que es boba.
Gustavo Adolfo Bécquer, el gran poeta español del siglo XIX, decía que el amor es como los espíritus: todas las personas hablan de ellos, pero pocas los han visto.
La obesidad fabricada mediante pésimos e indiscriminados hábitos de consumo amenaza con convertirse en una voraz pandemia que, sobre todo, compromete desde temprano la salud infantil e hipoteca en el futuro la expectativa de vida.
Narra Homero que, cuando los troyanos estaban cerca de prenderles fuego a las naves de los griegos, vieron que se les encimaba un guerrero enfundado en la armadura del terrible Aquiles y pusieron el cuerpo a buen recaudo. «¡A correr, que viene quien tú sabes!». Sin embargo, en cuanto se dieron cuenta de que era Patroclo el que vestía todos aquellos andariveles de bronce, volvieron y lo liquidaron.
Con alguna frecuencia los titulares de los medios de prensa destacan que tal o más cual país salió de la recesión económica. El continente asiático, con China a la cabeza, impulsa la recuperación; sin embargo, los macroindicadores no muestran otras caras de la realidad.
En un modesto hogar en Zaza del Medio, en la antigua provincia de Las Villas, perteneciente hoy a Sancti Spíritus, nació Faustino Pérez el 15 de febrero de 1920. Los que le conocimos y compartimos con él una profunda amistad guardamos recuerdos imborrables de su personalidad y sentimos la necesidad de transmitir a las generaciones más jóvenes algunos de los hechos más sobresalientes de su vida, dedicada por entero al triunfo de la causa revolucionaria y al avance del socialismo en Cuba.
Una palabra resulta, a veces, tan endeble que pasa a la historia no más es pronunciada, aunque algunos románticos luchen por asirla al pecho o tallarla en su epitafio.