Saña xenófoba contra los inmigrantes, arrebato irracional contra los adversarios políticos, manipulación y mentiras descaradas para seguir controlando a su fanaticada. Quiere exaltar la superioridad que le da ser el Presidente de la nación y mantener su dominio a lo interno y en el escenario internacional. De todo eso hemos visto durante el fin de semana e inicio de esta en el actuar de Donald Trump, un narcisista maligno, por su comportamiento.
UNOS 500 manifestantes con banderas palestinas y carteles exigiendo que no se siga armando a Israel, marcan una de las notas diferentes de la Cumbre del Grupo de los Siete este año, que tiene lugar en la localidad canadiense de Calgary. Este lunes comenzó una reunión rodeada de conflictos, que difícilmente podrá eludir ese entorno.
En mi cuadra, y en casi todo el barrio, solo hay una planta. Está en casa de Ricardo, El Croma, que además tiene una paladar y una dulcería particular. Cuando se va la luz mucha gente se reúne alrededor de su casa, donde casi siempre se monta un dominó y también algunos tragos y hay hasta quien consume varias cervezas. Tal parece una fiesta.
Padres hay muchos; madres, una sola. Tú podrás tener muchos padres, pero siempre habrá una sola madre. Los padres van, las madres quedan. Cuando un padre no está, la madre siempre lo hará. Y que se lo pregunten a Franz Kafka, el de La metamorfosis, el de Gregorio Samsa convertido en escarabajo, a ese.
Llego a la casa y todo está patas arriba: en el piso hay pelotas, pistolas de cuatro colores; carros, con ruedas y sin ellas; varios soldaditos, unos mancos, otros descabezados; lápices de colorear; muñecas, lo mismo elegantes unas, que calvas, descalzas y sin ropa otras, y crayolas desde la puerta de la sala hasta lo último de la cocina. No queda trecho por dónde caminar. Tres cajas han sido volcadas a su suerte, y una mamá medio imperturbable seguramente celebra la iniciativa de que vayan tomando de aquí y de allá, de que se diviertan a sus anchas, a como dé lugar.
Me quedé con la encomienda de entrevistarla. Luego de su primera estancia en el hospital, recibí el encargo de Juventud Rebelde para dibujar, quizá en códigos octosílabos, la trayectoria de su vida. Pero decidí esperar a que se recuperara para que nos brindara su relato hasta que, hace unos días, supe que la habían internado nuevamente.
Hace unos días recordé el cartel que se muestra como parte del mural en sepia que reina en los Jardines del Mella, en La Habana: «Habéis visto y oído… Habéis visto y oído un hecho ordinario, un hecho como los que se producen a diario y, a pesar de todo, os rogamos que bajo lo familiar descubráis lo insólito, bajo lo cotidiano, adivinad lo inexplicable. Ojalá las cosas habituales os inquieten».
«Es importante que siempre exista el diálogo entre el pueblo y sus instituciones (Universidades y Etecsa: construyendo entre todos, Raciel Guanche Ledesma, 8 de junio). Que bueno que en este artículo se expusieron los intensos diálogos de los estudiantes tras las medidas de Etecsa, porque han intentado tergiversarlos. Encontrar entendimiento no es tarea fácil, pero siempre se puede llegar a consensos. Urge que eso nunca falte en nuestra Cuba». (Pedro)
«Muchacha, ¿y eso que tú no te has ido?», me dice una antigua vecina que me vio crecer, como parte de una conversación en la que nos poníamos al día. Para ella yo vendría siendo una rara avis: una persona joven —incluso con estudios— que aún sigue aquí, en vez de intentar labrarse un «prominente» futuro en cualquier lugar fuera de Cuba. Aunque sé que lo hace desde el aprecio que me tiene, imagino que eso piense de mí y lo siento en su mirada, mientras me explica, con sano orgullo que, de sus tres hijos, dos residen en otras naciones.
Hoy, con mezcla de satisfacción y tristeza, finalizamos esta sección que, mediante 17 trabajos periodísticos, intentó acercarse modestamente no al hombre de mármol, no al «supremo», sino al ser de carne y hueso, al que padeció tormentos y enfermedades, cometió errores, tuvo conflictos, amó como pocos y se hizo sol sin pretenderlo.